Fueron parte de nuestro patrimonio inmaterial, hoy muchas desaparecidas, intentemos al menos conservarlas en la memoria.
La roscas de la Candelaria
Esta tradición está recogida en un litigio sobre el Condado de Luna que defendía el Marqués de Malpica en el interrogatorio a los vecinos de San Martín de Valdepusa, en el se dice que Doña Inés de Zualart, madre del marqués, era una más en el pueblo, pues incluso se la hizo una rosca para la Candelaria (2 de febrero) como era tradicional.

La tradición era hacer unas roscas de pan y dulces colgadas de unos ramos con que se bendecían en la iglesia.
La Fiesta de la Candelaria o de La Luz es de tradición romana y luego incorporada por el judaísmo y el cristianismo. Significa la purificación de la Virgen después del parto, la cuarentena, según la tradición judía y por ello también se hacían hogueras.
Tres de febrero, San Blás
Tradicional fiesta con comida campestre en familia o grupo de amigos para celebrar esta festividad. Por su coincidencia con la recogida de la aceituna se convertía en una reunión familiar de los trabajadores y sus hijos donde se compartían las viandas entre toda la cuadrilla, principalmente tortillas.
También se cantaba «San Blas, San Blaete, que por salvar a uno, se ahogaron siete». Como veis San Blas es un día después de La Candelaria por lo que ambas fiestas se juntaban en una sola.
El guarro de San Antón
Era un cerdo comprado por el Ayuntamiento y que durante todo el año vagabundeaba por todo el pueblo alimentándose de las sobras que le echaban los vecinos. Llegado en día de San Antón, 17 de enero, en la procesión del santo se pujaba por el cerdo ya cebado.
Esta tradición se sigue realizando en los pueblo de la Sierra de Francia en Salamanca como en La Alberca. Se dice que esta tradición arraigada en muchos pueblos fue introducida por la orden de los Antonianos que regentaban hospitales para pobres y soltaban a los animales para que fueran alimentados por el pueblo y así dar de comer a los necesitados. En San Martín, cuando un niño/a andaba todos los días de casa en casa, se decía «pareces al guarro de San Antón, so andorrero»

Los Morraches de San Sebastián
Los Morraches y Perros de San Sebastián hay que enmarcales dentro de las mascaradas de invierno. De origen prerromano, probablemente se fueron extendiendo de norte a sur através de la trasumancia, asi nuestros morraches son similares a los los monochorros navarros, los machurreros abulenses, los zarramacos cántabros, los zarramaches de Casavieja, a los harramachos de Navalacruz o los jurramachos extremeños.
La cultura de las máscaras es una de las manifestaciones culturales más antíguas de nuestro país.

Los Morraches que se celebra actualmente en Malpica, también se celebraban para San Sebastián, 20 de enero, en San Martín. Los Morraches son especie de diablillos vestidos de colores que van hostigando a los vecinos.
En San Martín se realizaban después de la Procesión de San Sebastián, ermita que se encontraba frente al actual cementerio. Su origen es pagano y su significado la «guerra» entre el pecado y el vicio ante el mártir San Sebastián.
Otra manifestación similar es la de los Perros de San Sebastián en Santa Ana de Pusa, en la cual los mozos se atavían con pieles, se tiznan de negro la cara y cargando con cencerros a sus espaldas, intentan de forma figurativa orinar a las mozas. Esta mascarada al igual que los morraches probablemente también fue traida desde el norte, pues está documentada una manifestación similar en la ciudad de Avila en el siglo XV, en este caso los mozos iban ataviados con piles de ciervo, a lo que el obispo de entonces les prohibió la entrada al templo.
Jueves de Comadres
También llamado «jueves gordo» o «jueves lardero» era tradición reunirse las mujeres para la realización de dulces, pues el «jueves de comadres» era el anterior al martes de carnaval, es decir a su inicio. Tenía un significado iniciático para las adolescentes pues entraban a formar parte de las conversaciones de las mujeres, muchas de estas conversaciones eran sobre cotilleos de las cosas acontecidas durante el año. Aún hoy es celebrado en mucha localidades.
Su origen pudiera ser romano, una manifestación bien en honor a la diosa Juno, patrona de las mujeres, tambien llamada Matrona o a la fiesta de las Calandas de marzo, dursnte las cuales las mujeres se imponían ese dia a los hombres.
El cantueso en la celebración del Stmo. Cristo de Valdelpozo
Es tradición en la festividad del Cristo de Valdelpozo, el 3 de mayo, en San Martín llenar el suelo de la iglesia y la ermita de cantueso.

Esta planta llamada también lavanda de monte o tomillo borriquero impregna con su olor todas las celebraciones de esos días. El significado de plantas aromáticas en santuarios o sitios religiosos tiene su simbología en la purificación del ambiente, en la expulsión del mal, así por ejemplo en la procesión del Corpus en Toledo las calles también se llenan de tobillo y cantueso.
A su vez el cantueso produce un efecto aero terapéutico de relajación, los que conlleva a percibir una mayor espiritulidad en el recinto. En Egipto, en los templos, también se esparcían plantas aromaticas en el suelo.
El baile de la bandera, el montante o la vela y la soldaresca
Esta tradición era muy común en casi todos los pueblos de la zona, algunos aun la conserva, Torrijos, Carpio de Tajo, Menasalvas… eran bailes que se celebraban en carnavales, de ahí la soldadesca. La gente del pueblo se disfrazaban y tomaban el nombre de soldadesca queriendo desfilar como soldados, o más bien como un ejército mal formado.

Los capitanes con la banda, la bandera y los soldados. Al tambor o caja Virgilio Fernández Fernández-Giro durante años alegró las celebraciones con su tambor. Este pequeño homenaje en su recuerdo.
El Montante era un palo decorado con cintas, flores y cascabeles que se iban tirado hacia arriba y pasándose de mano en mano. Lo mismo ocurría con la bandera y la vela. Generalmente estos bailes abrían las fiestas y los pasacalles e iban acompañados de dulzaina y tamboril.

La Toná o coplas de quintos
Eran unas coplas que referían unos quintos a otros. Entre los que entraban en quinta y los que salían.
Era una especie de juego, con coplas burlescas de los miembros de las quintas. Tenía la particularidad que no debía que ser descubierta la letra por la otra quinta, hasta el día de su estreno. El descubrimiento de la letra de la copla se consideraba un fracaso para la quinta novata.

Habían una copla general de toda la quinta y luego coplas individuales a cada quinto.
Estas coplas individuales hacia referencia a sus novias o a las que mozas que pretendían en el pueblo.
También era tradición que las novias regalaran a su novio si era quinto, una pandereta para la «tona» dibujada y adornada con cintas y cascabeles e incluso con el nombre de la novia.
Todas las tradiciones relacionadas con quintos hacen referencia a la pubertad o la independencia de la salida de la casa paterna.
La Enramada

Era una tradición en la que el mozo que se sentía atraído por una moza y quería cortejarla, durante la noche adornaba la ventana de esta con rama de romero y otras plantas.
A la mañana siguiente la gente del pueblo sabia que alguien quería cortejar a esa moza y se levantaban los correspondiente chismorreos.
Era tradicional enramar las ventanas de las pretendidas la noche de San Juan, no siempre el que enramaba la ventana de la moza luego la llevaba el altar, de ahí el dicho:
«no siempre el que la enrama la encama»
Las luminarias o candelas por los cumpleaños.
Para los cumpleaños de un familiar o un amigo, la noche antes del mismo se le hacía una hoguera en la puerta de su casa, los muchachos llamaban a la puerta y cuando salía el homenajeado le felicitaban el cumpleaños.
Como agradecimiento este les invitaban a unas pastas, rosquillas, anís, etc.
La lumbre como símbolo de pureza y de quemar lo malo del año anterior y el renacimiento de un nuevo año.
La conservación del cordón umbilical.
La placenta o del cordón umbilicar ha sido en varias cultura una especie de veneración o guía de la vida del recién nacido. Así algunos pueblos indígenas de Colombia entierran la placenta y el cordón y encima plantan un árbol, la fortaleza del árbol será la fortaleza del neonato. En Códoba, Argentina, los indígenas conservan el cordón umbilical en el hogar familiar bien enterrado o como se describe a continuación:
También debajo del colchón del matrimonio, como nos señalara Alcira (96 años) de La Rinconada, llevarlos con ella misma o envolviéndolos por separado en gasa o algodón para meterlos en algún tarro o frasco limpio. Ese recipiente tal como lo mencionamos, la madre suele esconderlo en algún espacio íntimo y personal como por ejemplo en un cajón, disimulado entre sus prendas. A veces el recipiente quedaba junto a la imagen de la virgencita del hogar, en señal de ofrenda y encomendando la protección de los hijos.
El Orijiverde. Diario de los pueblos indígenas.
En algunos pueblos de Valdepusa, existió una tradición bastante similar, al menos hasta el primer tercio del siglo XX , en la cual las madres cuando daban a luz en casa envolvían el cordón entre unos trapos y lo guardaban entre la ropa de los cofres.
Y no se sacaba hasta que el bebé si era hombre entraba en quinta, es decir hasta que no se convertía en hombre.
Tiene un significado antropológico de unión del hijo con la madre y de protección de la madre con el hijo, a lo largo de toda su vida. Es el vínculo madre-hijo.
El remate
Esta tradición se llama de diferentes formas en otros pueblos, en algunos pueblos jarelos se llama el Sopetón, es una fiesta o convite que daba el dueño de las tierras a las cuadrillas con motivo de la finalización de la recolección, tanto de la aceituna como de la siega.
El sopetón, o remate de la aceituna en los molinos cosecheros, también era tradición en Valdepusa, consistía en hacer al fuego de las calderas de los molinos una tostas de pan con el aceite de la primera prensada y azúcar.
Nuestro paisano Rómulo Muro lo dejó descrito a finales del siglo XIX en su poesía el Sopetón y un narrativa sobre la misma celebración en Cosas de Mi Tierra.

El remate de las cuadrillas de aceitunas y siega consistía en «atopellar» al patrono de la finca cuando se acercaba por el corte. Las mujeres salían a su encuentro y haciendo como que le limpiaban los zapatos, este las daba alguna propina que servían para el convite de cierre de temporada.
Las cosechas y la finalización de estas siempre han dado para tradiciones y composiciones de canciones y jotas.
La romería de Ntra. Señora de la Bienvenida.
Existía una romería que partía desde San Martín hasta la ermita de la Bienvenida, próxima al rio Pusa y al antiguo camino de Talavera. A ella acudían gentes de muchos pueblos comarcanos; Santa Ana de Pusa, San Bartolomé de las Abiertas, Pueblanueva, etc., dado que su ubicación, con anterioridad a las carreteras era un cruce de antiguos caminos.

Muy posiblemente, la romería se celebraría en el Prado Boyal o prado de los bueyes próximo a la ermita, pues Cofradía del mismo nombre tenía una importante vacada.
Este tipo de romerías se celebraban alrededor de la Semana Santa. En Puente del Arzobispo existe esta misma tradición y ambas se iniciaron el entre el siglo XIV y XV y se celebra el Lunes de Pascua, es decir el lunes posterior a la Semana Santa. La de la Nuestra Señora de la Bienvenida la romería se celebraba el trecer domingo Pascua, es decir el tercer domingo después de el de Resurrección.
Esta ermita junto con las de Bernuy y la Herrera en Navalmoral de Pusa eran de las mas antiguas de la zona, de la época mozárabe, del siglo XIII.
La tradición cuenta que la imagen fue descubierta por un pastor donde se erigía la ermita, al ser el pastor de Mesegar, llevaba a su pueblo y de forma inexplicable la imagen volvía a Valdepusa, por lo que edificaron allí la ermita.
Estas son algunas de las tradiciones que existían en nuestros pueblos, si conoces mas mas tradiciones, puedes dejárnolas para su publicación a través de nuestro apartado «Colaboraciones».