Para el servicio secreto británico, el MI6, su nombre en clave era Burma, sin embargo, su nombre era Eleuterio Nicasio Sánchez-Rubio Dávila y había nacido en San Martin de Pusa el 14 de diciembre de 1891.
Su ingreso en la Academia de Infantería de Toledo.
Su padre, Miguel Sánchez-Rubio Fernández de Loaysa, era farmacéutico en San Martín y descendía de dos importantes familias de Valdepusa de la época, los Sánchez-Rubio que eran grandes propietarios y los Fernández de Loaysa que habían ocupado cargos en la administración local, tanto en San Martín como en Los Navalmorales y Santa Ana. Su madre era Francisca Dávila era natural de Cebolla.
Comenzó nuestro paisano su formación castrense en la Academia de Infantería de Toledo con 16 años, cuando accedió como cadete de la XIV Promoción en 1907, en la que coincidió con un compañero gallego de 15 años llamado Francisco Franco. Más tarde volverían a encontrarse.
Tras su paso por la Academia, en 1910 es destinado como segundo teniente al Regimiento de Infantería África 68, con sede en Melilla. En 1911 es condecorado con la Cruz Roja al Mérito Militar. En 1919, siendo ya capitán, está prestando sus servicios en la Caja de Reclutamiento de Onís en Asturias. Pasó por diferentes destinos; en 1919 obtuvo un destino en Madrid, en el año 1923 en el Regimiento de Infantería Soria núm. 9, etc. En diciembre de 1926 se encontraba en Melilla y solicita licencia para contraer matrimonio con María Luisa Suárez y en el año 1929 es destinado al Regimiento Granada con sede en Sevilla. Y sería en Sevilla donde nuestro personaje pasaría a la historia por los hechos acontecidos en 1932 y que le marcarían toda su vida.
El golpe de estado del General Sanjurjo
Desde mayo de 1932 el gobierno de Azaña tenía conocimiento de movimiento entre los militares, pero nunca pensaron que a la cabeza del golpe de Estado que se preparaba estuviera el General Sanjurjo, relegado como estaba ahora al mando de los Guardias de Asalto.
Sin embargo, el 10 de agosto de 1932, Sanjurjo con unos cuantos militares fieles, Guardias civiles y Guardias de Asalto, apoyados por parte de la aristocracia sevillana tomaron el Ayuntamiento de Sevilla y detuvieron a todos los concejales y al alcalde.

Entre los militares se encontraba el comandante Eleuterio Sánchez-Rubio que fue enviado por el general a detener al alcalde de Sevilla, José González Fernández de la Bandera, médico de profesión, con un pelotón de Guardias de Asalto y fue recluido en el Cuartel sevillano de El Carmen. En el momento de la detención el alcalde bajando las escaleras del Ayuntamiento dijo a voces; “último decreto de alcaldía huelga de los servicios públicos» esa huelga fue parte fundamental para que el golpe no triunfara entre la población de Sevilla
Pronto se frustró el golpe y nuestro paisano pasó el 31 de agosto de 1932 a refugiarse en Gibraltar.

Una vez detenido Sanjurjo camino de Portugal, se le realizó un Consejo de Guerra en el que fue condenado a muerte, sin embargo, la benévola república promulgó una ley de amnistía el 24 de abril de 1934 que beneficiaba principalmente a militares, incluyendo a los que participaron en la Sanjurjada, como así se llamó al golpe. Una vez aprobada la ley de amnistía, Eleuterio Sánchez-Rubio regresa de Gibraltar a Madrid, donde se entrega y es juzgado por rebelión, la sentencia del juicio dice lo siguiente acerca de su participación:
“…que el Comandante de Infantería, también retirado, don Eleuterio Sánchez Rubio tuvo noticias, en la madrugada del día de autos, de la llegada a Sevilla del General Don José Sanjurjo Sacanell, con quien estuvo en el chalé denominado «Casablanca» y a pesar de estar enterado de sus propósitos subversivos, marchó después al domicilio del Coronel del Regimiento de Infantería número nueve don Emilio Rodríguez Palanco y en cuyas inmediaciones le entregó a éste una orden suscrita por el General Sanjurjo como Capitán General de Andalucía y dirigida al Coronel citado para que saliera una compañía de las del Cuerpo de su mando a declarar el estado de guerra; y después, por la tarde, el mismo Sánchez Rubio, con la cooperación de fuerzas de Asalto, procedió a la detención del Alcalde y Concejales del Ayuntamiento, los que ingresaron en uno de los cuarteles de Infantería y en el que permanecieron hasta la madrugada del día once. Hechos probados.”

La condena dictada en la sentencia por estos hechos fue la siguiente:
“Asimismo condenamos por igual concepto a los militares retirados don Cristóbal González de Aguilar, don Eleuterio Sánchez Rubio, don Capitolino Enrile y López de Morla, don Juan Sangran González, don Javier Parladé Ibarra y don Vicente Medina y Carvajal a la pena de doce años y un día de reclusión menor con las accesorias de pérdida de empleo e inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena, en lo que le fueren aplicables; abonándoles a todos el tiempo de prisión preventiva, si alguna hubiesen sufrido. No ha lugar a exigirles responsabilidades civiles y se les aplican los beneficios de amnistía, con las limitaciones a que se refiere el epígrafe C) del artículo único de la ley de veinticuatro de abril de mil novecientos treinta y cuatro.”
Tenían la condición de militares retirados por haber sido apartados del ejército, se beneficiaron de la ley de amnistía y Sánchez-Rubio se refugió nuevamente en Gibraltar a espera de mejor ocasión y esta llegó en 1936 con el inicio de la Guerra Civil.
Su participación en la Guerra Civil
El 19 de julio de 1936 se presentó ante la autoridad militar de Campo de Gibraltar participando activamente en la Guerra Civil, durante la cual contrajo el paludismo cuando se encontraba en Badajoz.

En diciembre de 1937, Sánchez-Rubio junto con el teniente coronel Hidalgo bajo las órdenes de Queipo de Llano, participó en los trágicos sucesos que se produjeron en La Mina Peñas Altas en El Castillo de las Guardas (Sevilla) donde se refugiaron 23 republicanos, a los que intentaron hacerles salir desde el primer momento y al no conseguir su fin, primero dinamitaron todas las entradas a la mina, tras el fracaso en su intento desviaron el caudal de un arroyo e intentaron inundar la mina, posteriormente echaron gasolina en el agua y la prendieron y por último introdujeron en la mina a las mujeres, madres y esposas para hacerles salir. Desesperados los de fuera y los de dentro, estos últimos buscaron una salida que no tenían identificada los militares, en la huida fueron detenidos dos de ellos y más tarde fusilados, el resto la mayoría murieron en la contienda, algunos incluso ejecutados por los propios republicanos al intentar pasarse a la zona republicana. Total, un desastre.
Una vez terminada la Guerra Civil el 1 de junio de 1940 se incorporó al Regimiento de Montaña N-1 y poco después fue ascendido a Teniente Coronel.
Con el inicio de la II Guerra Mundial, nuestro paisano volvió a tomar protagonismo dando más de un dolor de cabeza a servicio secreto británico el MI6.
Jefe Militar de El Campo de Gibraltar. Objetivo del MI6 británico.
El 1 de julio de 1941 quedo en situación de disponible forzoso pero pronto se le encomendó un puesto de «índole reservada» en el Alto Estado Mayor del ejército en Gibraltar.
Aunque España durante la II Guerra Mundial tomó una posición de neutralidad lo cierto es que los servicios secretos daban apoyo al ejército alemán e italiano y más en una zona tan conflictiva como el campo de Gibraltar y su proximidad a la Roca.
Allí nuestro paisano ya formaba parte del Servicio de Información Militar y se encargaba de reclutar personas para realizar sabotajes a los barcos de la armada británica.
Así es como los británicos les bautizaron como BURMA, que disponía de un saboteador de nombre Emilio Joaquín Pazas.
En cambio en el servicio secreto alemán, la Abrwerh, su nombre en clave era EL ABUELO, de los alemanes cobraba 5000 pesetas al mes para «sus gastos».

El MI6 tenía sospechas de que nuestro paisano no sólo colaboraba con los alemanes sino también con los italianos y con los sabotajes que estos realizaban al sistema defensivo de la Roca. Así en julio de 1943 ofreció entre 20000 y 25000 pesetas a Manuel Sanjuán para que pusiera una bomba en la cámara de torpedos de un buque de guerra y reclutará más saboteadores entre los trabajadores españoles en los astilleros de Gibraltar, Manuel Sanjuán fue descubierto y expulsado de la Roca.
Posiblemente está fuera la última intervención de nuestro paisano en la II Guerra Mundial, pero no la última vez que el MI6 británico se interesara por él.

De su expediente en los archivos británicos, abierto en el año 2009, existe un largo listado de cables de la agentes secretos ingleses y colaboradores españoles sobre información acerca de Sánchez-Rubio desde 1943, en ellos se detallan desde las reuniones con los japoneses en Portugal, las visitas al consulado alemán en Málaga, la protesta ante el ministerio de Asuntos Exteriores español por los sabotajes, presuntamente llevados a cabo por Sánchez-Rubio o incluso ficha personal y su descripción física.

«6 pies y 2 pulgadas, pelo oscuro, hombros bastante anchos, cetrino, nariz judía».
Pero en 1952 la preocupación británica por nuestro paisano pasaba por reuniones que mantuvo con Franco y su entorno, concretamente se ve con Franco con el 25 de febrero de 1954, por aquel entonces el MI6 que estaba en alerta por la visita de la reina Isabel II a Gibraltar y caen en la cuenta que Sánchez-Rubio había sido una pieza clave en la información alemana en el Campo de Gibraltar durante la II Guerra Mundial. A su vez temen que España esté preparando algún atentado con motivo de la visita de la reina, por lo que se le vuelve hacer nuevamente un seguimiento exhaustivo.
La visita que se realizó el 10 de mayo de 1954 sin consecuencias. Aunque las audiencias de Sánchez Rubio con Franco fueron varias, la última en 1961 donde fué acompañado de su hijo, fueron probablemente más por su amistad que venía desde la época de cadetes en Toledo, que por intentos de complots para atentar contra su majestad británica.
Su muerte y la Ley de Memoria Histórica.
Tras esta azarosa vida castrense, nuestro personaje se retiró con la graduación de Coronel de Infantería, falleciendo en Sevilla el 21 de noviembre de 1972 a los 81 años.
Vivió sus últimos años en Sevilla en el Barrio de Triana y junto con su esposa mantuvieron una vivienda en Cebolla posiblemente heredada de su madre.
También en Cebolla tenía dedicada una calle con el nombre del comandante Sánchez-Rubio, sin embargo en pleno del Ayuntamiento de 27 de abril del 2017 y como cumplimiento de la Ley 52/2007 de Memoria Histórica se cambió dicha denominación por la de Calle Los Frailes.
Historia de militares, guerras y espias.