Se denominan mascaradas de invierno aquellas manifestaciones en la que el pueblo se disfraza con máscaras y atuendos para celebrar o acompañar una festividad, que van desde el equinocio de invierno hasta Carnaval
Su origen.
Su origen es pagano, estaban inspiradas en el Sol, la Luna, las estaciones o ciclos vegetativos. Así en invierno se celebraba la imposición de la luz sobre la oscuridad, el avance de las horas de sol y por tanto el inicio de la germinación de los frutos, por ello las mascaradas en sus diferentes manifestaciones también tienen dos significados; uno de purificación del pueblo y otro fertilidad, tanto para las plantas, los animales y los hombres.
Probablemente la tradición de mascaradas en Valdepusa tenga su origen en el asentamiento de los pueblos prerromanos en el territorio, como los vacceos y otros pueblos celtas pues estas manifestaciones valdepuseñas tienen similitud con otras de la zona noroccidental de la península y sobre todo con las de Ávila, Salamanca o Zamora.

Mascaradas de diablillos; los Morraches
Por tipología destacamos un tipo de mascarada protagonizada por demonios o diablillos, con máscaras o la cara pintada que intentan correr o aterrar a los visitantes. Dentro de ellas tenemos a los Morraches, que con ánimo fustigador van amagando a visitantes y acompañantes durante la procesión de San Sebastián. En las últimas décadas Malpica de Tajo ha cuidado y ensalzado sus Morraches.

Sin embargo también hubo Morraches o Marraches en San Martín durante la festividad de San Sebastián, que era una de las principales celebraciones en el calendario festivo del pueblo. El venerado santo contó con ermita y cofradía en este pueblo de Valdepusa.
En 1893 Rómulo Muro en su obra “Cosas de mi tierra” nos cuenta como era la fiesta de San Sebastián, entre otras cosas se adornaban ramos con rosquillas y naranjas y se hacían pujas para pagar el baile.
“Ese día el pueblo acude a tropel a por el Santo y detrás de la manga van todos trepado por los cerros hasta llegar a la capilla, colocan el las andas a San Sebastián, le adornan el ramo con rosquillas, naranjas, panecillos y cintas de mil colores y le conducen en procesión a la iglesia.
Rómulo Muro «Cosas de mi Tierra» publicado en el 1-06-1893 en La Campana Gorda.
Por las calles del lugar andan los marraches, embobando a los transeúntes y molestándoles con sus gritos y grotescas insinuaciones”
“No he podido averiguar por que les dan el nombre de marraches, pues dado el gusto con el que suelen disfrazarse aquellas gentes, mejor les cuadra el nombre de mamarrachos”.
También nos dejó alguna copla, que por aquel entonces se cantaban en este día:
Rómulo Muro «Cosas de mi Tierra» publicado en el 1-06-1893 en La Campana Gorda.
“Glorioso San Sebastián
Que estas en un árbol atado
Que llueva esta semana
Que se me seca el sembrado”
Otro testimonio de la fiesta de los Morraches nos le describe Pedro Fernández en su obra Huellas. Pedro entrevistó a Germana López Rocha, cuando ésta ya había cumplido 100 años y le contó sus recuerdos de la fiesta de San Sebastián y los Morraches
Huellas. Pedro Fernández.
“Para el 20 de enero su fiesta, se traía una rama de olivo de tamaño mas alto que el santo, adornándola con naranjas, roscas y dulces y de hacía procesión por el camino hasta la iglesia, rodeado de caballistas y llevándose el santo a hombros y personas disfrazadas que llamaban Morraches, rodeaban el santo amagando con zurriagos y garrotes a los asistentes.
Al llegar a la puerta de la iglesia de San Martín se pujaba todo, incluso corderos que se ponían a los pies del santo y con el dinero que era bastante se pagaban los gastos de esta fiesta”.
También recitó esta copla:
Huellas. Pedro Fernández.
“Ramo de San Sebastián
Olivar de los colorados
No llevarás aceituna
Hasta que no seas pujado”.
Pero aún hay más, en 1825 D. Fermín Caballero, entre las diferentes costumbre que se llevaban a cabo en las fiestas de San Martín, hacía referencia a los Marraches:
El Estado de Valdepusa y Malpica. Arsenio Talavera.
“La costumbre de bailar la vela en las funciones de los Santos patronos, la de bailar el montante en el Carnaval, la de los marraches de San Sebastián”
Y describía así esta figura cómica:
El Estado de Valdepusa y Malpica. Arsenio Talavera
“Marraches: esto es mamarrachos, máscaras, personas disfrazadas. Van mucho esta especie de diversión en la fiesta y procesión de San Sebastián”.
Las Vaquillas.

El segundo tipo de mascarada son las de tipo animal, aquí podemos incluir las vaquillas, que han estado presentes en todos los pueblos, bien como vaquilla de quintos o como describía Rómulo Muro acompañando a San Sebastián. La vaquilla, portada por mozos embiste a todos los que se les presenta, con cierta predilección hacia las mozas, pues la simbología de la vaquilla y los mozos que la portan muestran la virilidad de los chicos y la transición de la adolescencia a la juventud, de ahí que sean los quintos quienes toman el relevo de un año a otro.
En San Martín la vaquilla de los quintos salía por las calles el día de San Ildefonso, el 23 de enero.
Los Perros de San Sebastián.

Y el tercer grupo están las mascaradas mixtas, las que combinan los diablillos con trajes o disfraces de animales. Dentro de estas tenemos que destacar Los Perros de San Sebastián en Santa Ana de Pusa, celebración y mascarada muy conocida por “los perros” pero que aglutina otro personaje muy interesante la hilandera.
La hilandera es un hombre vestido de mujer, esta manifestación es antiquísima y todo el conjunto escénico de Santa Ana toma su origen de las antiguas fiesta de las calendas, de origen romano era el primer día del mes del calendario romano o calendaria, y ahí es de donde probablemente parta el origen en Santa Ana, por la proximidad en fechas entre San Sebastián, 20 de enero y La Candelaria, 2 de febrero.
La similitud de la fiesta de Santa Ana con la descrita de la calendas por San Isidoro de Sevilla es grande, decía así:
Mascaradas en Castilla y León. Tiempo de Fiesta. JCYL
“los hombres adquiriendo monstruosas apariencias, se disfrazan a modo de fieras, otros toman aspecto mujeril, afeminando el suyo masculino. Algunos, a causa de la citada fiesta pagana, se manchan el mismo día con la observación de los augurios, hacen griterío y danzan, cometiendo otra que es más torpe iniquidad, pues se unen los de uno y otro sexo formando cuadrillas y la turba de depauperado espíritu se agita con el vino”
Pero no solo San Isidoro, nos recuerda estas mascaradas con las calendas, en otros concilios también se trataban de condenar éstas:
Mascaradas en Castilla y León. Tiempo de Fiesta. JCYL
“Así Asterio de Amasea (S. IV) critica la vergüenza de que se disfracen de mujeres incluso los soldados, siendo uno de esos disfraces el de hilandera. También S. Máximo de Turín (S. IV) critica los disfraces femeniles, de animales y de monstruos”
Estos apuntes sobre el origen de la celebración de Santa Ana, pero en lo referente a la simbología; “los perros de San Sebastián” tiene un significado de resurrección de monstruos del inframundo y de renovación, pues la música de los cencerros buscan la purificación. Toman un aspecto mitad animal, mitad hombre, y vuelven a la juventud (los quintos) buscando la fertilidad, de ahí el acto de correr a las muchachas e intentar mojar con botas de vino a especie de meada, para empezar nuevamente el ciclo de la vida.
Mientras la hilandera es la transposición de la Ariadna mitológica, la diosa tejedora que da el hilo a Teseo para salir del laberinto, por ello la hilandera es la que marca y dirige el camino de la fiesta y el resto la siguen para llegar a un fin.
Tras estos apuntes antropológicos de nuestras manifestaciones, desde Tierra de Valdepusa invitamos a los ayuntamientos, que aún las conservan estas tradiciones, a promover y potenciar la fiestas de las mascaradas y los que las perdieron a recuperarlas.