Los Reyes Católicos que crearon el concepto de estado moderno, utilizaron el Tribunal del Santo Oficio o Inquisición como una herramienta para imponer un catolicismo sin fisuras en todo el país.
Con una gran visión política, los reyes conseguían la unidad de los reinos entorno a la religión pero otorgaban a la Iglesia, a través de la Inquisición, ser los garantes de que el pueblo cumpliera con los preceptos establecidos.
Si hasta 1550 aproximadamente los esfuerzos se la Inquisición se centraron en perseguir a los judaizantes, es decir aquellos conversos que seguían ejerciendo prácticas del judaísmo de forma clandestina, sin embargo a partir de la segunda mitad del siglo XVI, los Familiares del Santo Oficio, que eran una especie de comisarios “políticos” que la Inquisición tenía en cada villa con la función de denunciar a todo aquel que en sus practicas religiosas o en su vida fuera sospechoso de no cumplir con la ortodoxia cristiana, centraron sus denuncias en el problema morisco, los pequeños focos de protestantismo que aparecían en España y en mas de un 25% de las causas en blasfemias, palabras mal sonantes, sodomía, bigamia, etc.
Juan de Cáliz, un simple zapatero.
Es aquí donde aparece nuestro personaje Juan de Cáliz, un converso, zapatero de San Martín de Valdepusa que fue denunciado por un obrero que trabajaba para el, Alberto Rodríguez, por blasfemar.

Sobre el 10 de julio de 1559, a eso de la hora del mediodía en punto, Juan encontró al obrero durmiendo, le preguntó que había hecho desde el amanecer hasta ahora, a lo que el obrero contesto, que se había sentado a trabajar después de misa mayor, entonces Juan de Cáliz dijo “al diablo la misa mayor”.
El obrero denunció a Juan ante el cura y el cura recomendó a Juan que se personara ante el inquisidor, al menos el cura obró con prudencia.
Ante la Inquisición de Talavera.
El 30 de julio de 1559 se presentó en Talavera ante el Inquisidor, el licenciado Francisco Brizeño, esta tal Brizeño procedía de una importante familia de juristas de Corral de Almaguer, era Doctor en Derecho Canónigo por Salamanca, llegó a ser Inquisidor de Toledo y Granada y cuando falleció en 1571 era Obispo de Almería
Delante del inquisidor Juan contestó a acusación de blasfemia diciendo que lo dijo “no mirando lo que hacía”,
El examen de sangre
Mediante un interrogatorio, el inquisidor intenta hacer un examen de la familia del declarante, en ella intenta ver si su conversión ha sido también la de otros miembros de su familia. El declarante contestó de la siguiente forma:
- Padres del declarante:
Alonso de Cáliz, vecino de la Puebla de Montalbán, confeso, difunto, zapatero.
Aldonza Rodríguez, viuda, cristiana vieja, vecina de la dicha Puebla.
- Abuelos de parte de padre:
Dijo que no sabe cómo se llamaban y que eran de Novés.
En este punto Juan, al ser converso, seguramente ignoró de forma premeditada los nombres de sus abuelos paternos, pues seguramente morían siendo de confesión judía y con nombres judíos.
- Abuelos de parte de su madre del declarante:
Juan de Novés, vecino de Novés.
Y no supo cómo se llamaba su abuela.
- Tíos, hermanos del padre del declarante:
Monforte, zapatero, vivió en Toledo y murió en Sevilla.
Espinosa, zapatero, vecino de la Puebla de Montalbán, difunto.
Y una hermana que vivió en Santa Olalla y no sabe cómo se llamaba ella ni su marido.
- Tios, hermanos de la madre del declarante:
Dijo que tiene su madre una hermana en Novés que no sabe cómo se llama.
- Hijos de Monforte, tio, hermano de su padre del declarante:
Cristóbal de Espinosa, murió en la guerra
.Francisco de Espinosa, murió en la guerra también.
Isabel, que casó en Toledo con Juan Rodríguez, zapatero.
Juana, que casó en Sevilla.
- Hijos de Espinosa, hermano del padre del declarante:
Juan de Espinosa, zapatero, vive en Toledo.
Rodrigo, que está a oficio (jornalero) en la Puebla y no supo a qué oficio.
Isabel de Espinosa, casada con un tejedor de paños en la Puebla de Montalbán.
Y otra doncella, no lo supo el nombre.
Hijos de la hermana de su padre de este declarante que vivió en este valle. (Se refiere a Valdepusa)
Antonio Ruíz, herrador.
Pero Ruíz, herrador, vecinos de Santa Olalla.
Isabel Ruíz, mujer de Juan Díaz, ropero en Toledo.
Hermanos del declarante:
Isabel, tornó a decir Leonor de Espinosa, casada con un tejedor de seda que se llama Benito Gómez.
Ana Gómez, viuda, vecina de la Puebla de Montalbán.
Juana López, casada con Simón López en la Puebla de Montalbán.
Catalina Ruíz, mujer de Hernando de Gálvez, vecino de Cerrarlbo.
Francisco de Espinosa, que está en Indias.
- Hijos de este declarante:
Juan de Cáliz, de seis años.
Alonso de cuatro años.
Lorenzo de seis meses
Examen de cristiandad.
Posteriormente se procedio por parte del inquisidor a interrogar a Juan de Cáliz sobre sus cumplimientos como cristiano y el conocimiento que tenía sobre las oraciones, y contestó de la siguiente forma:
Preguntado, dijo que había confesado y comulgado la pascua pasada.
En cuanto a las oraciones que el inquisidor le mandó decir, el resume de lo dicho por Juan de Cáliz es el siguiente:
Dijo el Credo y olvidó dos palabras, y no supo la Salve; dijo el Ave María y Pater Noster; y se le encargó que aprendiera la Salve Regina. Se señalo y se santiguó. Preguntado si cree el declarante que en la misa que se celebra está sacramentalmenteDios Nuestro Señor debajo de los accidentes de la hostia y del vino:

Dijo que sí cree, y que tiene y cree que está allí Dios Nuestro Señor debajo de los accidentes como le está preguntado. Y tiene y cree todo lo que tiene y cree la Santa Madre Iglesia, y paso lo que dijo porque él estaba muy enojado y no supo lo que habló, y de ello pide perdón a Dios, y al señor inquisidor penitencia con misericordia.
Y se publicó la sentencia.
La sentencia que le pusieron al pobre Juan, fue la siguiente:
Y como consecuencia y visto el arrepentimiento que pareció tener el dicho Juan de Cáliz, usando con él de misericordia, que le debemos de mandar y mandamos que haga decir dos misas de pasión y se halle a ellas con toda devoción. Y rece tres veces el Rosario de Nuestra Señora. Y le apercibimos que de aquí adelante no diga semejantes palabras, porque hallándole culpado será castigado con todo rigor.
Firmado el licenciado Brizeño. El dicho Juan de Cáliz la consintió. Pasó ante mí Baptista Yllán, notario apostólico.
De esta sentencia a nuestro paisano podemos sacar las siguientes conclusiones en relación con los conversos:
Primero la agrupación gremial, pues siguieron ejerciendo
ciertos oficios prácticamente toda la familia.
Segundo la dispersión de la familia originaria de Novés a otras localidades ejerciendo oficios siempre relacionados con la artesanía y el comercio.
Tercero la participación de conversos en los acontecimientos de a época, como en la guerra contra los moriscos o la emigración a las Indias.
En cuanto a Juan de Cáliz debió pasar su San Benito particular, no por la sentencia que fue bastante benévola, toda vez que el consejo del cura de que se presentara ante la Inquisición, además del arrepentimiento, le debió ayudar, si no por que a su condición se converso lo mas probable es que al pasar por el tribunal de la Inquisición quedara mas estigmatizado aún en la sociedad sanmartileña de la época.
Por otra parte los apellidos conversos Cáliz y Espinosa han estado presentes tanto en San Martín como en los Navalmorales hasta el siglo XX.
Fuentes: AHN, Inquisición. Leg,33, Exp.3.