La buena salud de los pueblos se debe en gran parte a sus médicos. Así sucedió en la segunda mitad del siglo XIX con la figura de D. Manuel Muro.
Sus orígenes, el cólera y sus primeros años en la medicina.
Don Manuel nació en la Guayana venezolana cuando esta aún era española, su padre era un importante funcionario, quien tuvo que regresar a España por la pérdida de la colonia.
Tras no pocos sacrificios, se licenció en medicina en 1834 y pasó a engrosar la plantilla de facultativos de los hospitales madrileños de la Misericordia, General, Saladero y Pasión.
La epidemia de cólera iniciada en 1833, se recrudeció en la primavera de 1834, principalmente en las provincias de Madrid, Toledo, Guadalajara, Ávila, Burgos y Soria, y en el mes de julio, Madrid estaba atemorizado por la enfermedad se produjeros disturbios, toda vez que el pueblo pensaba que la enfermedad provenía del envenenamiento del agua.
Así la Real Junta de Medicina y Cirugía convocó a trece médicos de los reales hospitales para que determinaran si el brote colérico era contagioso y cual era la vía de contagio, Don Manuel Muro figura entre los firmantes del estudio científico el 19 de agosto de 1834.
Pasada la pandemia del cólera, nuestro protagonista pasó a ejercer como cirujano en la Corte, donde obtuvo gran relevancia, lo que le llevó a ser médico de la Milicia Nacional, un cuerpo de nacido de la guerra de la independencia y que en la primera guerra carlista estuvo en el bando de Isabel II, si bien más tarde se fue distanciando por su tendencia liberal y próximo a Partido Progresista.
Su actividad en la medicina rural.
Hacia 1840, Don Manuel Muro abandona Madrid y pasa a desempeñar su profesión en diferentes localidades, así ese mismo año es médico cirujano titular del municipio madrileño de Ajalvir, próximo a Alcalá de Henares y en 1844 era médico en Sabiñán a orillas del río Jalón en la comarca aragonesa de Calatayud.
En este peregrinar profesional, desconocemos su asentamiento en tierras de Valdepusa, pero lo cierto es que en San Martín de Pusa encontró su tranquilidad como médico.
De su estancia en San Martín donde ejerció como médico durante más de treinta años, nos deja además de si bagaje profesional, su integración en el pueblo y en la comarca.
Politica y sociedad.
Participó activamente en política, liberal declarado, quizás desde su paso como médico de la Milicia Nacional, además de algunas pequeñas aportaciones económicas a la causa liberal, en diciembre 1872 formaba parte del grupo de sanmartileños que enviaron una carta, a través del periódico La Independencia Española, de apoyo a D. Práxedes Mateo Sagasta, ante las críticas que había tenido el presidente en el Congreso. Esto eran; Luis de la Torre, quien fue alcalde, Manuel Muro, Tereso Plaza, Antonio Giro, J. Antonio Plaza y Juan Francisco de la Varga, maestro.

Fue delegado médico de la comarca de Navahermosa e intentó fomentar el asociacionismo sanitario, creando la Asociación Médica-Farmacéutica, de la cual el era Presidente 1871 así mismo formaban parte, por San Martín el farmacéutico Don Miguel Rubio Loaisa y por Los Navalmorales; Don Francisco Muro Falces y Don Andrés Pita.
En el ámbito social perteneció a la Cofradía de Santo Cristo de la Vera Cruz de Valdelpozo y participó en 1863 en la renovación de las ordenanzas, creando los nuevos estatutos de la Hermandad del Santísimo Cristo de Valdelpozo.

La vocación científica.
Aún siendo un médico de pueblo, aunque de reconocido prestigio, tuvo tiempo para aportar a la ciencia algunas de sus investigaciones, así una de sus publicaciones se refiere a un aborto que para su expulsión debió practicar una vagina artificial. Este articulo fue publicado en el Archivo de la Medicina Española y Extranjera y en el Traité de d’art de accouchements (Tratado del arte del parto) en Francia.

Cuando le llego la muerte esta realizando una tratado sobre el Cólera Norbo Asiático que se inició en Egipto en 1883, su trabajo quedo sin publicar. Falleció en Toledo y fue enterrado en el Cementerio General.
Homenajeado y querido.
Su hijo Francisco Muro Falces, siguió la profesión de su padre, siendo medico de Gálvez, Los Navalmorales durante varios años y de Escalona, entre otros pueblos.
Al Doctor Manuel Muro le dedicó el Ayuntamiento de San Martín de Pusa una calle en enero de 1923, en la inauguración de la misma participó su nieto, Rómulo Muro, escritor y periodista nacido en San Martín quien tenía un gran cariño a su abuelo. En diciembre de1922 le dedicó su obra poética El Cristo de Valdelpozo, con este soneto:
“Dedico este romance a la memoria
de mi excelente y cariñoso abuelo
el Doctor Muro, que estará en el cielo
porque en la tierra conquistó la gloria.
Noble, por su brillante ejecutoria,
consagrando a la ciencia su desvelo,
la Medicina fue su solo anhelo,
y prodigando el bien tejió su historia,
De carácter viril y alma de niño,
se vio siempre querido y respetado
y la siembra de amor y cariño,
de su vida ejemplar, su fruto a dado:
¡que hoy el perfume de su nombre orea
la gratitud de la tranquila aldea!”
El Doctor Muro había sido colaborador de las revistas médica El Genio Médico-Quirúrgico y El Siglo Médico, el que fue director de esta publicaciones, el científico Don Félix de Tejada y España, le calificó de “genio”.
Dejó un buen un inmejorable recuerdo en la medicina local, continuado por sus sucesores, su hijo Francisco en Los Navalmorales o Pedro Matilla en San Martín.
Sus últimos años les pasó entre San Martín y Toledo, donde en los círculos sociales era conocido como “el médico de San Martín”, todo un título.
FUENTES:
.- Maestros e instituciones en el arte de curar en Toledo, desde el Medievo a la Ilustración. Martin Conty, José Luis, Universidad de Alcalá.
. El Genio Médico-Quirúrgico, artículos.