Hay personas que viven la vida con una intensidad extrema, algunas son ellas mismas las que buscan esas emociones. Son los llamados aventureros, en cambio otros es la propia vida la que les hace ser protagonistas del guion de una película, desde prácticamente su nacimiento.
Asaltado en Montalbán.
De estos últimos era LINO GABALDÓN MARTIN, valdepuseño nacido en San Martín en septiembre 1892 de familia humilde pronto tuvo que buscarse la vida.
Cuando tenía 26 años bajo el titulo LAS AVENTURAS DE LINO, un diario se hacía eco del infortunio de nuestro paisano.
Era el mes de agosto de 1918 y nuestro protagonista marchaba andando hacia Alcázar de San Juan a la vendimia, cuando al pasar por la dehesa la Carrascosa en el Término de La Puebla de Montalban, muy próxima a la ermita de Melque, le salieron al paso tres individuos, que le saludaron y le ofrecieron un cigarrillo, Lino lo rechazo y cuando iba a proseguir el camino, se vio apuntado por tres armas de fuego, que le obligaron a entregar todo lo que llevaba; 25 pesetas en plata, dos pares de pantalones, una manta, las camisas y las alpargatas y le dejaron en paños menores, atado de pies y manos con un soga de esparto.
Así permaneció toda la noche hasta que a primera hora de la mañana un pastor oyó sus voces de auxilio y le pudo liberar. Lino declaro que los atracadores no eran de estas tierras si no que parecían tratantes de ganado.
Protagonista de tres guerras.
Años más tarde se hizo legionario, al parecer para vengar la muerte de su hermano en la Guerra de África, fue herido 22 de Agosto de 1923 y estuvo ingresado en el hospital de Melilla.
En enero de 1932 Lino estaba preso en la prisión central de Cartagena, muy probablemente por motivos politicos, toda vez que decreto firmado por el entonces ministro de la Guerra, Alcalá-Zamora le es concedida la libertad provisional.
Todo parece indicar que regresó a su pueblo y allí vivió el Alzamiento del General Franco en Julio de 1936, pues un mes después fue uno de los que encabezaron las milicias republicanas de San Martín, como consta en la documentación de la Causa General.
Cuando se consumó la guerra tomó parte activa en ella, pues muy pronto es ascendido a Sargento de Infantería, el 27 de enero 1937 del ejército Republicano.

Unos meses antes de finalizar la contienda, casi en plana batalla del Ebro, Lino es reconocido por los republicanos con la condecoración de la Cruz de la II Independencia Española. En esos momentos pertenecía a la 33 Brigada, la cual tuvo que ir retrocediendo hasta Tarragona donde ya estaba muy mermada de efectivos, el 2 de febrero de 1939 estaba próxima a Lloret en Gerona, se disolvió dos días después, intentando sus integrantes llegar a la frontera francesa.
Debió ser Lino uno de aquellos republicanos que pasó a Francia, donde poco después tuvo que volver a demostrar su experiencia bélica en la II Guerra Mundial, dentro del ejército de liberación Francés, donde llego al grado de Comandante.
Sin embargo en España no se olvidaban de él y en 1940 figura dentro del listado de procesados con motivo de la Guerra Civil en Tribunal Militar Central de Madrid.
Lino se quedó en Francia, cuantas veces contaría a los gabachos, aquella aventura en la que pasó una noche al raso, atado y desnudo en los montes de Montalbán.
Esta es la resumida historia de una de esas vidas que los acontecimientos de la época le llevó por derroteros, inimaginables y que jamás se hubieran propuesto.
FUENTES: Fernández Manzanero, P. Huellas., Boletín del Ministerio de Defensa, Hemerotecas.