Fundación de Santa Ana de la Bienvenida.

El año de 1526 fue muy azaroso en la historia de Valdepusa, por aquel entonces era señor de Valdepusa D. Payo Barroso de Ribera, quién lo había heredado en 1489 de su tío Vasco Ramírez de Ribera, primer Inquisidor de Toledo. Lo que era un pequeño señorío desde hacía algo más de siglo y medio, estaba evolucionando económica y demográficamente, pues desde la toma de posesión de D. Payo; San Martín de Valdepusa había pasado de setenta a doscientos vecinos, y lo mismo había ocurrido con Navalmoral de Pusa que de veinte vecinos pasó en 1526 a sesenta.


El incremento de la población llevó a los vecinos a solicitar a D. Payo la ampliación de los términos para poder labrar más tierras, algunos ya habían sido ampliados sin contar con él y D. Payo accedió. El 15 de enero de 1526, D. Payo Barroso de Ribera decidió ampliar los términos de la villa. Los nuevos términos los concedió a sus vasallos de la villa de San Martín de Pusa y del lugar de Navalmoral, con la condición de que le pagaran, como era habitual, el dozavo de lo que recogieran en sus tierras, ya fuera de trigo, cebada, avena, centeno o cualquier otro cereal, una vez hubieran pagado el diezmo y las primicias.


Además de pagar anualmente una gallina por casa que tuvieran en San Martín de Pusa o Navalmoral y el traslado por cuenta de cada labrador anualmente, tres fanegas de trigo o cuatro de cebada desde los alfolíes (graneros) de San Martín hasta Toledo.


Esta rotulación y ensanche de los términos tuvo una rápida repercusión económica, pues D. Payo pasó de recaudar setecientas fanegas anuales a más de mil quinientas.


Con ello las cuentas eran claras, a más pobladores, más tierras rotuladas, y más ingresos, y dado que desde hacía un tiempo vecinos de la aldea de Magán, perteneciente a la ciudad de Toledo, llevaban solicitándole tierras para labrar, pensó D. Payo como sacar provecho a una parte del territorio de Valdepusa, en su parte suroccidental junto a la Tierra de Talavera que pertenecía a la villa de San Martín, la zona productiva más alejada del resto de poblaciones.

Puente de Malpasillo, s XIX juento a El Canchar.


Ese mismo año 1526, el mariscal Payo Barroso de Ribera, respondiendo a la solicitud, les cedió el lugar que, a petición de los veintidós primeros pobladores, bautizó con el nombre de Santa Ana de Bienvenida, en la zona conocida como El Canchar.


Desconocemos los motivos que llevaron a los nuevos pobladores ha decidirse por el nombre de Santa Ana, aunque por aquel entonces existía en Toledo un convento bajo esta advocación, más clara está la referencia de «La Bienvenida», pues los terrenos a poblar estaban limítrofes con la ermita-santuario de Nuestra Señora de la Bienvenida, cuya veneración databa desde el siglo XIII.

Lo que si conocemos es cuando dispusieron de la imagen de Santa Ana para su iglesia, pues en un libro de cuentas del Concejo de San Martín de Valdepusa correspodiente al año 1593, nos informa que la imagen de Santa Ana la trajeron desde Toledo a San Martín, a donde fueron el concejo de Santa Ana a por ella, y se les dió un refresco por el que se pagaron doscientos sesenta y un maravedíes, tras el mismo fue traladada en procesión hasta Santa Ana, era el nueve de junio de 1593.

Imagen de Santa Ana


Fue el propio mariscal Payo Barroso de Ribera quien se trasladó al lugar de El Canchar para indicar el sitio donde se debían levantar las viviendas y los términos otorgados a sus pobladores. El señor ordenó a su alcaide y justicia mayor del castillo y la villa de Malpica que, junto a Francisco de Villalobos, señalase a los nuevos vasallos los solares concretos para cada vivienda y las tierras de cultivo.
El mariscal otorgaba carta de población a los veintidós vecinos procedentes de Magán y a los futuros pobladores, los cuales se debían someter a las mismas condiciones tributarias contenidas en las cartas otorgadas a San Martín en 1457 y 1526. Los ventidós primeros pobladores fueron:


Pedro de Magán, Alonso Gervaso el Viejo, Alonso Gervaso el Mozo, su primo, Juan Sánchez, Juan Pablos, Diego Gervaso, Alvaro López, Pedro Bermejo, Andrés Quadros, Gabriel Gil, Andrés Diaz, Blas Orttega, Pedro Sánchez, Alonso Martín, Juan Herrero, Miguel de Oligueras, Anttón Morales, Martín Polán, Juan de la Plaza, Pedro Magán el Mozo, Alonso López y Alonso Tejedor.


Sin embargo, para fomentar el asentamiento de la población y como gracia a los pobladores de Magán, éstos estaban exentos de pagar tributos de la siguiente forma; cuatro años con relación al terrazgo y de cinco años para el resto de los impuestos señoriales y concejiles. Además, podrían pastar con sus ganados en los términos de la nueva aldea, pero tendrían que pagar el herbaje al señor si entraban en la dehesa de Valdepusa, tal y como lo hacían los vasallos de la villa de San Martín. D. Payo se comprometía a construir a su costa un pozo, una iglesia y un horno para cocer tejas y ladrillos; a cambio, los vecinos de Santa Ana se obligaban a construir unas casas sólidas en el plazo de cinco años, las primeras posiblemente no dejaban de ser especie de chozas con tejado de retamas. En el caso de no construirlas, D. Payo se reservaba construirlas a su costa y cobrar a los vasallos su coste.
Los incentivos de asentamiento que había concedido D. Payo debieron dar sus frutos, pues cincuenta años después, en las Relaciones Topográficas de Felipe II, correspondientes a la población de Cabañas de la Sagra, localidad lindante con Magán, los vecinos justificaban la disminución de la población en estos términos:


“…ha sido que por el poco término y por ser tan caras la rentas de tierras se han ido a vivir y morar a una dehesa que está desde dicho lugar más de ocho leguas de éste, que se llama Valdepusa …“


Podemos decir que Santa Ana de la Bienvenida, hoy Santa Ana de Pusa, nació como un necesidad de reactivación económica de un territorio, por el interés del propio señor feudal, quién otorga beneficios territoriales, fiscales y de infraestructuras para que el asentamiento de la población perdurara en el tiempo. Es un vivo ejemplo para aquellos que hoy están buscando fórmulas para hacer frente el problema de la despoblación.

El apellido Magán sigue presente en Santa Ana de Pusa, como descendientes de aquellos primeros pobladores que llegaron buscando un futuro mejor y con su esfuerzo y trabajo crearon y consolidaron el hoy pueblo de Santa Ana de Valdepusa.

Agradecimiento a D. LUIS BARTOLOME y Doña PILAR DIAZ GARCIA, por su información sobre el Libro de Cuentas del Concejo de San Martín de Valdepusa.

Fuentes: Real Academia de la Historia.

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