El comercio en Valdepusa según las Relaciones de Felipe II.

A finales del siglo XVI, las tierras de Valdepusa se iban consolidando en su devenir histórico, se había fundado Santa Ana de la Bienvenida, San Martín de Valdepusa se afianzaba como la villa administrativa del señorío, Navalmoral de Pusa empezaba a emerger a la sobra de su hermano el de Toledo y Malpica seguía conservando el carácter histórico de la fundación del señorío de Malpica y posteriormente de Valdepusa.

El rey Felipe II mandó realizar unas relaciones en todos los pueblos, las conocidas como Relaciones Topográficas de Felipe II, su intención era tener un resumen detallado de los pueblos que gobernaba. No fue del todo un éxito, pues solo se consiguieron unas 700 localidades, pero la mayoría de Castilla La Nueva, incluyendo, lógicamente, las localidades de la actual provincia de Toledo.

Previamente se envió una carta a los párrocos para que fueran haciendo la labor de campo.

Yo el Rey:

Por haber entendido que hasta ahora no se ha hecho ni hay descripción particular de los pueblos de estos reinos, cual conviene a la autoridad y grandeza de ellos, habernos acordado que se haga ladicha descripción y una historia de las particularidades y cosas notables de los dichos pueblos. Y porque si se hubiesen de enviar personas a traer las relaciones que a ello son menester, no podría haber la brevedad con que holgaríamos que esto se hiciese; ha parecido que por medio de los prelados, y corregidores, y justicias principales se podrá hacer muy cumplidamente, y sin dilación, y con más certidumbre que por otras vías, y así se os envía con ésta la Memoria que veréis.

Lo interesante de las Relaciones, en sus 45 capítulos, es que nos dan una visión de la descripción de un pueblo, incluyendo la historia, sociedad, frutos, justicia, administración pública, etc.,

De las Relaciones podemos sacar información de las transacciones comerciales de los productos que consumían, vendían o importaban los pueblos de Valdepusa.

Podemos decir que en Valdepusa y Malpica había cuatro productos y servicios que eran apreciados en los pueblos comarcanos, estos eran; la leña, la caza, la cal y el servicio de molienda de los molinos del Tajo en Malpica y los del Pusa en Valdepusa y también los movimientos de población que ocurrieron en los pueblos de Valdepusa.

La leña y la madera.

Hoy no damos importancia a la leña como la tuvo hasta el siglo XX, era la fuente de energía por excelencia, sin leña no había buena chimenea y por tanto, buena cocina, además de la fabricación del carbón vegetal. También la explotación de la madera de bosques y riberas, servía como materia prima para procesos artesanales, como por ejemplo la fabricación de carros, aperos de labranza, puertas, ventanas, utensilios domésticos, como artesas, mesas, sillas, etc. Y no todos los municipios eran autosuficientes en esta materia

En las Relaciones Topográficas de Felipe II, los siguientes pueblos se abastecían de leña y madera de Valdepusa y algunos también de Montalbán, por la carencia de la misma en sus términos:

Adovea, aldea desaparecida perteneciente a Santa Olalla, Carriches, Domingo Pérez, Erustes, Mañosa, población desaparecida próxima a Cebolla, Mesegar, Membrillar, población desaparecida próxima a Mensegar, y Santa Olalla.

Por la declaración de Mañosa sabemos que el señor de Malpica y Valdepusa cobraba un real por cada carga de leña, unos importantes ingresos para las arcas señoriales.

La caza.

El riesgo de la caza

Otro producto muy deseado era la caza. Para el pueblo llano la caza constituía una forma más de obtener carne para su alimentación, no todos podían disponer de animales como cerdos, corderos, e incluso gallinas para su subsistencia, si bien la caza menor podía ser una solución alimenticia para el día a día, la caza mayor representaba una buena despensa para prácticamente todo el año, de ahí la conservación de las carnes en adobo o salazón.

Pueblos comarcanos que carecían de caza, principalmente mayor, se abastecían de la abundancia que de ella había en la gran dehesa de Valdepusa.

Entre esos pueblos estaban; Erustes, Mesegar y Membrillar.

La molienda.

También las tierras de Valdepusa proporcionan el servicio de la molienda a otros municipios fuera del señorío. Como es sabido el territorio del señorío Valdepusa era prácticamente un rectángulo limitado al norte por el Tajo, al este por la vertiente del Cedena y al oeste y suroeste, por el Pusa, por ello geográficamente estaba situada en una zona con abundantes recursos hídrico. Además de los tres principales ríos, los arroyos y regueros eran propicios para el cultivo de la huerta, frutales y frescas riberas para el ganado.

Lo molinos que había en el siglo XVI, eran los siguientes;

En el Pusa; el molino del  Alcoholado, el Molino de Andariego en término de Santa Ana, el Molino Blanco en término de San Martín y en Malpica el Tajo los molinos de Corralejo. En el arroyo de  Navalmoral hubo tres molinos, uno de ellos el de Calancho.

Restos del molino sobre el Pusa en Santa Ana

Tanto los molinos del Pusa como los de los arroyo no producían en época estival, debido a la falta de caudal, pero aún así en la Relaciones de Felipe II, los vecinos de San Bartolomé de la Raña, hoy San Bartolomé de las Abiertas, y de la desaparecida población de Las Abiertas, cuentan que realizaban las moliendas en Valdepusa, con toda probabilidad en los molinos de Santa Ana y el Molino Blanco.

Sin embargo, a los molinos de Corralejo, de propiedad feudal, acudían a moler de pueblos tan distantes como Santa Olalla o Domingo Pérez, estos molinos proporcionaban unas 900 fanegas fanegas de grano al año, procedentes de las maquilas.

La cal.

Otro producto importante en aquella época era la cal, pues era muy apreciado como desinfectante ante epidemias de peste u otras enfermedades infecciosas, el “jalbegar” una vez al año era algo casi imprescindible, de hecho, nuestros pueblos eran casi totalmente blancos y fue, cuando se fueron retirando las diferentes capas de cal cuando aparecieron las construcciones de aparejo toledano que muchas casas ahora muestran.

En Valdepusa existieron varias caleras, lógicamente próximas a las tierras calizas, hubo caleras y hornos de cal en término de Malpica en Hornaguera Alta, Valdemedina y El Torreón, que eran de propiedad feudad, en San Martín existió una calera de propiedad particular en la Mata Lobos, siendo el último en explotarla, mi abuelo tras más de cuatro siglos de existencia,  y otra en la cuesta del Arenero y también Navalmoral dispuso de una calera particular.

Antiguo horno calero.

Según las Relaciones el desaparecido pueblo de San Silvestre, próximo a Maqueda, se abastecía de cal de Malpica y Valdepusa, de donde distaba más de cinco y seis leguas respectivamente. Mientras en Erustes los informadores describían así el comercio de la cal en su pueblo: “y la cal se trae de Malpica, tierra de Don Francisco de Ribera, dos leguas de aquí a las caleras…”. Otros pueblos, como Novés, Membrillar, Santo Domingo del Valle y Santa Cruz del Retamar, también informan que se abastecen de cal de Malpica, de ahí la importancia que para el señorío tuvo la explotación de este mineral.

Las importaciones.

Valdepusa y Malpica no solo exportaron productos, sino que también importaban aquellos de los que carecían, alguno hoy nos parecería extraño que no fueran nuestros pueblos autosuficientes en ello, como era el vino y el aceite, pues estos productos eran escasos y tanto Malpica como San Martin lo compraban en Santa Olalla o Torrijos.

Otros productos de primera necesidad se surtían de ellos través de los mercados de Puebla de Montalbán y de Talavera.

Mención especial hay que hacer a la compra de sal, pues Santa Ana de la Bienvenida informa en las Relaciones que “la sal la traen de Espartinas”,  se refieren a las Salinas de Espartinas, próximas al pueblo madrileño de Ciempozuelos y que son las más antiguas de España, se calcula que se inició su explotación hace más e 3.000 años.

También las Relaciones nos muestran la arquitectura de los pueblos, que a su vez son un reflejo de la riqueza de los mismos, por ejemplo en Santa Ana dicen que las casas son de barro y los tejados de retama, en Malpica que todas las casas son de tierra, bajas sin ningún alto y todos los materiales se traen de fuera de la tierra, mientras en San Martin  “los edificios de las casas de esta villa los ordinarios son casas llanas de tapias de tierra y algunos cimientos de piedra tosca y ladrillo y cal los techos de madera de pino y tejas y todos estos materiales los hay en esta dicha villa sin traerse nada de fuera parte excepto la madera que esta de ordinario se trae de pino de las sierras de la vera de Plasencia y se compra por la mayor parte en la villa de Talavera.”

Los movimientos de la población.

No solo los productos iban de un sitio para otro, las personas buscaban mejores formas de vida y como desde el principio de la humanidad había migraciones, hacia el exterior fueron muchos los valdepuseños que marcharon a América, la mayoría de las veces como criados de funcionarios o clérigos, otros como labradores y algún emprendedor como Juan de Cebreros que consiguió una concesión para la fabricación de naipes y acumuló una gran fortuna, parte de la cual quiso que repercutiera en su pueblo San Martín de Valdepusa, para:

“… para casar vna parienta mía, la más zercana que obiere de mi linaje, e por esta orden cada año bayan entrando las dichas mis parientas más zercanas perpetuamente, e a falta de parientas mías se den a la más huérfana e pobre que obiere en el dicho pueblo para su casamiento…”

También las Relaciones nos hablan de movimientos hacia Valdepusa de otras localidades, de fundaciones de pueblos por gentes de Valdepusa o unificación de aldeas dentro del mismo territorio.

Así, por ejemplo, en Cabañas de la Sagra se dice en 1575 que gran parte de los vecinos se ido a labrar a una dehesa que llaman de Valdepusa:

«… e la causa por que al presente hay tan pocos vecinos y tantas casas ha sido que por el poco termino y ser tan caras las rentas de tierras, se han ido a vivir y morar a una dehesa que esta desde dicho lugar mas de ocho leguas de el, que se llama Valdepusa, que es de don Francisco de Ribera, vecino de Toledo, la cual tienen del arrendada por diez y ocho años a labor, es de Francisco de Ribera que han arrendado por quince años y que dista ocho leguas de allí”.

En la Relaciones de desaparecido lugar de Las Abiertas y San Bartolomé, informan que en el primero fueron sus fundadores Rodrigo Alonso de Cazalegas y Martín Hernández de San Martín de Valdepusa, de igual forma en San Bartolomé se nombran como fundadores a Juan Sánchez, Bartolomé Hernández, Juan de Cedillo y Pedro Sánchez, todos ellos de San Martín.

Sabido es la fundacion de Santa Ana de la Bienvenida por gentes de Magán y Casarrubios, pues casi coincidiendo con su fundación en 1526, el señor de Valdepusa hizo que se trasladaran los pocos vecinos de la aldea de Querencias a San Martín de Valdepusa cuando la fundación de ésta por no querer tener pequeños grupos de población en el territorio.

Hasta aquí una visión del comercio entre pueblos a finales del XVI, donde la economía se autosuficiencia, complementaba sus carencias con los intercambios en los municipios más próximos.

FUENTES: Viñas, C. y Paz, R. Relaciones Histórico-Geografico-Estadísticas de los pueblos de España. Hechas por iniciativa de Felipe II. Reino de Toledo. Instituto Balmes de Sociología. Instituto Juan Sebastián El Cano de Goegrafía. CSIC. Madrid, 1963.

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La historia nos hace conocer el cómo y por qué somos así y la influencia que los acontecimientos tienen en las futuras generaciones de los pueblos.

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