Si hablamos del apellido Manzanero, nos viene a la cabeza, y sobre todo a la boca, los famosos mazapanes que esta familia sanmartileña, que lleva varias generaciones elaborando con verdadero esmero.
Pero, ¿quién fue el primer Manzanero que se instaló en estas tierras de Valdepusa y tras él dejó una larga saga familiar que sigue presente? Pues no fue otro que José Celedonio Manzanero Rodríguez, quién con poco más de 23 años ocupó la plaza de escribano público de San Martín de Pusa en 1807
Esta es su historia.
Sus orígenes
El 17 de marzo de 1806 fallecía en San Martín de Pusa D. Felipe Díez, escribano de la villa, quedando vacante el puesto. Desde entonces los protocolos de la villa fueron realizados por varios escribanos habilitados al efecto, como José Yanes que siendo fiel de fechos, del concejo tuvo que ejercer un tiempo de forma interina.
Por ello, era tan urgente la necesidad de escribano, que bien la duquesa de Arión y marquesa viuda de Malpica o su administrador, se fijaron en un joven que llevaba ejerciendo desde 1801 el puesto de oficial mayor en la escribanía de D. Francisco de Montemayor Córdoba, escribano de numero de la villa de Talavera de la Reina.

Este no era otro que José Celedonio Manzanero Rodríguez, natural de la villa de Arenas (hoy Arenas de San Pedro), donde había nacido el 9 de abril de 1783, era hijo de Isidro Manzanero, natural de Arévalo y Josefa Rodríguez, natural de Arenas.
Venía José de una familia de funcionarios de “pluma”, pues su abuelo paterno, Bernabé, había ejercido como procurador numerario de la villa de Arévalo y su padre, Isidro, había ocupado el cargo honorífico de diputado del común (el encargado de defender a los vecinos ante el concejo) y de escribano de número de varios pueblos próximos a Arenas.
Con estos antecedentes familiares José, desde muy joven empezó a formarse y trabajar en la escribanía de su pueblo, así desde los catorce años hasta los diecisiete ejerció el oficio de amanuense (el que realiza escritos al dictado o copia de documentos) con el escribano de Arenas D. Juan Antonio Sanz y Negro, desde donde pasó a la escribanía de Talavera, por lo que podemos decir que José de crio entre protocolos, escrituras y codicilos.
El nombramiento por parte del marquesado.
El 27 de junio de 1806, la duquesa de Arión y marquesa viuda de Malpica, Doña María Teresa Pacheco Téllez de Girón, quien en esos momentos ejercía se tutora y curadora del su hijo, el marqués de Malpica Joaquín Fernández de Córdoba Pacheco, por su minoría de edad, le nombra;
escribano de número y Ayuntamiento de mi villa de San Martín de Pusa. Y mando al Concejo, Justicia y Regimiento, oficiales y hombres buenos de ella, que presentados este mi título y provisión en su Ayuntamiento, y hecho el juramento que en derecho se requiere, en manos de uno de los Alcaldes Ordinarios, os hagan y tengan por tal escribano de número y Ayuntamiento…”
Pero a José Manzanero aún le quedaba por delante una serie de obstáculos que saltar hasta poder llegar a realizar el juramento como escribano.
El primero era su minoría de edad para examinarse de escribano y poder ejercer, pues le faltaban quince meses para los 25 años, que era, en aquel entonces la mayoría de edad, solo el rey podía dar la dispensa para que se pudiera examinar, y así fue concedida y firmada por Carlos IV en Aranjuez el 19 de enero de 1807.
Otro impedimento era los informes de buena conducta y de limpieza de sangre que no le impidiera ejercer cargo público, dichos informes llegaron desde las escribanías de Arenas y Talavera, así como de tres testigos de Arenas que aseguraban conocer, tanto a José como a sus padres y abuelos maternos y paternos y que;
se sabe y es público y notorio en esta villa que Josef Manzanero y sus padres y abuelos maternos y paternos, han sido y son cristianos viejos y libres de toda mala raza de moro, judíos, mulatos y de los nuevamente convertidos a Nuestra Santa Fe Católica…”
Y por último la realización del examen que superó fácilmente, con todo ello José Manzanero juró el cargo como escribano de San Martín de Pusa en Madrid el veinte de febrero de 1807, en el documento se compromete a “defender a los pobres de balde, sin llevarles dinero alguno”

Su llegada a San Martín en tiempos convulsos.
En una complicada época llegó José Manzanero a San Martín, pues al año de su llegada comenzó la guerra de la Independencia, como escribano le correspondió hacer el Padrón de Alistamiento de los varones comprendidos entre 16 y 40 años por si fueran llamados a luchar contra los franceses, así mismo también presenció la incautación de los bienes del marquesado por las tropas francesas y con la aprobación de la Constitución liberal de 1812, el comienzo de la caída del régimen feudal, y con ellos la pérdida del poder judicial de las villas y los privilegios de la nobleza.
En 1816 también realiza el Padrón de mozos exentos de entrar en el sorteo se milicias.
Pero si por algo sobresalió en su labor se escribano del concejo de San Martín, fue por representar y negociar la Concordia de los pueblos de San Martín, Navalmoral de Pusa y Santa Ana de la Bienvenida con el representante del marqués de Malpica, unas negociaciones que duraron más dos años, de 1825 a 1827 y donde necesitaron de la aprobación del Consejo de Castilla y de Fernando VII.
En el documento de aprobación de la Concordia por la Justicia y Ayuntamiento y todos los vecinos de San Martín el 10 de junio de 1827, se hace una relación de los vecinos presentes, en ella aparece un tal Alfredo Manzanero como agricultor, ganadero y hacendado, posiblemente hijo de José Manzanero, que en esa época tendría 44 años y llevaba ya veinte años residiendo e integrado en la villa. En el mismo documento José también es nombrado como agricultor, ganadero y hacendado, pues desde su posición privilegiada de escribano se fue labrando una importante hacienda.
Al menos ejerció como escribano hasta 1833 fecha que figura su último protocolo con el número P-09955/5.
No deja de ser curioso que ese joven de 23 años que la marquesa viuda de Malpica “fichó” como escribano para su villa de San Martín, acabó defendiendo los intereses y derechos de los vecinos de San Martín ante el marqués de Malpica, su hijo.
FUENTES:
Archivo Histórico Nacional. Consejos 29459.Exp.5
Archivo Histórico Nacional. Consejos 32219.Exp 12