Mil quinientos ventiuno, y en abril para más señas…

Con motivo de la conmemoración del 500 aniversario de la guerra de las Comunidades castellanas. 23 de abril de 1521

Así comienza el famoso poema de Los Comuneros que compuso Luis López Álvarez en 1972 y al que puso música el Nuevo Mester de Juglaría en su disco «Canto de Esperanza». En el se describen parte de los acontecimientos de la Guerra de las Comunidades castellanas que finalizó con el ajusticiamiento de Padilla, Bravo y Maldonado, tras la derrota de Villalar el 23 de abril de 1521, por parte de las tropas imperiales de Carlos V.

Mil quinietos ventiuno… Nuevo Mester

La revuelta comunera y el señor de Valdepusa

¿Cómo vivieron los acontecimientos de la revuelta comunera los vecinos de Valdepusa? Pocos datos tenemos al respecto, toda vez que la revolución comunera fue un alzamiento, principalmente de las ciudades, la baja nobleza, gran parte del clero, los gremios y más tarde el pueblo llano, como contestación al centralismo, la consiguiente pérdida de derechos y de influencia en las Cortes y ante el rey, y sobre todo por la presión fiscal que el nuevo monarca, Carlos V, un extranjero a los ojos de los castellanos, que además llegaba acompañado por un influente sequito de flamencos a ocupar los más importantes puestos de decisión del reino, por lo que las gentes de Valdepusa en aquel entonces, estarían expectantes a los movimientos que desde Toledo hiciera el señor de Valdepusa, Payo Barroso de Ribera, si se unía a las huestes realista o permanecería al lado de los seguidores de Juan Padilla.

Sin embarto, el señor de Valdepusa, nadó y guardó la ropa, como se suele decir, toda vez que en abril de 1520 fue uno de los pocos nobles que intermedió con los leales al rey, entre ellos su pariente Juan de Ribera, que se encontraban asediados por los rebeldes en el alcázar, para que abandonaran la ciudad que estaba tomada por los comuneros.

Juan de Ribera y los leales al rey fueron sacados de la ciudad y días más tarde se unieron a las tropas realistas, mientras el señor de Valdepusa permaneció en Toledo, según declararía finalizada la revuelta en 1523, para intentar contener el movimiento comunero, pero sin conseguirlo.

Tras la victoria relista en Villalar y el fracaso comunero, la habilidad política de Payo Barroso de Ribera le llevó a firmar una «Confederación de amistad entre las casas de Payo Barroso de Ribera, señor de Malpica, Valdepusa y Parla y las de Juan de Ribera» para Don Payo era un salvoconducto la firma de esta «amistad» con su pariente, un partidario y defensor de Carlos V, por ello la fecha de la firma también tiene su importancia, el 18 de febrero de 1522, cuando llega a Toledo Martín de Córdoba, un nuevo corregidor nombrado por el emperador con el encargo de buscar la reconciliación entre ambos bandos dentro de la ciudad, y unos días antes que María Pacheco, la «última comunera» abandonara Toledo hacia su destierro en Portugal.

No le debió ir mal a Don Payo con el emperador Carlos V, pues cuatro años más tarde, en 1526 amplia los terminos de San Martín de Valdepusa y Navalmoral para mejor vida de sus vasallos…. y de su mayorazgo, y funda Santa Ana de la Bienvenida, con ello ampliaban las tierras de labor y por consiguiente los ingresos para su casa, vía impuestos como era el del dozavo, esa presión fiscal contra la que lucharon los comuneros y que Don Payo pronto olvidó.

Por su habilidad, si la victoria hubiera caído en el lado de los comuneros, con toda seguridad también hubiera salido beneficiado.

Don Francisco Álvarez Zapata, cura de San Martín, un comunero más.

Pero en esta rebelión social que fue la llamada guerra de la Comunidades, hubo otra persona relacionada con Valdepusa que no tuvo la misma suerte que Don Payo, fue Don Francisco Álvarez de Toledo y Zapata, (1450-1523) maestreescuela de la catedral toledana, vicario general, protonotario apostólico y cura de San Martín, Malpica y Navalmoral. Fundó por una bula papal el Colegio de Santa Catalina, base de la universidad de Toledo.

Pues bien, «nuestro cura» fue acusado de ser comunero y promotor de la causa comunera, de mantener reuniones en su cada con los rebeldes y los regidores toledanos, incluso que era quien redactó la carta con la peticiones que habrían de hacer a Carlos I. Lo cierto es que fue un ferviente defensor de la causa y de la reina Juana y así el 14 de junio de 1520, día del Corpus, juró lealtad a la recién constituida Comunidad toledana, con otros clérigos de la catedral y nombrado por el cabildo, representante del mismo en la Comunidad de la ciudad de Toledo.

Todo esto fue desmentido por el propio Francisco Álvarez de Toledo en 1522 en los interrogatorios que le hicieron en Valladolid, acusado de ser un notorio comunero, en los mismos también negó que fuera consejero de María Pacheco, la esposa de Juan de Padilla, cuando era cosa sabida en toda la ciudad.

Con la derrota de los comuneros en Villalar, el 23 de abril de 1521 y el ajusticiamiento de éstos, llegada la noticia a Toledo, el maestreescuela desaparece una temporada de la ciudad, posiblemente estuviera en San Martín, donde tenía casa, y no regresa hasta que se empiezan a oír por todas las villas, el perdón que está dispuesto a dar Carlos I a los que participaron en la revuelta. A la búsqueda de ese perdón Francisco se desplaza Valladolid, y allí será detenido, encarcelado y más tarde condenado. El 1 de enero de 1523 desde la cárcel de Valladolid, escribe su Codicilo pues ya había hecho testamento en 1509 y en ambos documentos dispone, en ambos documentos dispone lo siguiente acerca de Valdepusa:

Aportaciones que dejó mandadas a las iglesias para su arreglo y decoro:

mando a la fábrica de la iglesia de San Martín de Valdepusa, donde yo soy cura, quince mil maravedís para reparo de ella y de los ornamentos que ha menester.

Testamento de 1509.

… mando a las fábricas de la iglesia de Malpica, y de San Martín de Val de Pusa y de Navalmoral, sus anejos, quince mil maravedís, para que se repartan, a vista de mis albaceas, entre las dichas iglesias, para el reparo de ellas y de sus ornamentos.

Testamento de 1520.

Para la edificación de una capilla en la iglesia de San Martín, la cual no sabemos si se llegó a realizar, toda vez que la iglesia a la que hace referencia fue destruida por un incendio, sobre la que se construyó la actual en 1581. La aportación para la misma era bastante importante, cincuenta mil maravedís.

mando a la fábrica de la iglesia de S. Martín de Valdepusa cincuenta mil maravedís para hacer una nueva capilla, que se ha de acrecentar en la dicha iglesia.

Codicilo redactado en la cárcel de Valladolid el 1 de Enero de 1523.

Al parecer la predilección de Don Francisco por Valdepusa y San Martín era manifiesta, ejemplo de ello es que en su testamento dona los ornamentos que le fueron entregados por el Cardenal don Pedro González de Mendoza en su testamento a la iglesia de San Martín, en usufructo, al menos hasta que se habitara el pueblo de Fontalva próximo a Illescas

por cuanto el Cardenal de España, don Pedro González de Mendoza, mi señor, que santa gloria haya, me hizo merced de una cruz de plata maciza y un cáliz de plata pequeño con su patena, que puede todo pesar siete u ocho marcos de plata, y otrosí de ciertos ornamentos viejos que fueron estimados en cincuenta reales que fueron de la iglesia de Fontalva, cerca de Illescas, que es despoblada, así la dicha plata corno los dichos ornamentos, la cual merced hizo para que yo dispusiese de ellos para proveer a cualquier iglesia o iglesias donde soy beneficiado que yo más quisiese y como a mí bien visto fuese, y yo di los dichos ornamentos a la iglesia de San Martín de Valdepusa con obligación que me hizo el mayordomo y parroquianos que cada y cuando se poblase la dicha iglesia de Fontalva se tornasen los dichos ornamentos o diese por ellos a la dicha iglesia los dichos cincuenta reales, mando que se cumpla así si la dicha iglesia se poblase.

Testamento de 1509.
Casa del cura, San Martín de Pusa

También dejó dicho que se hiciera una obra social, un hospital para pobres, en las casas que él edificó cerca de la iglesia, la creencia popular dice que es la actual casa del cura, de grandes dimensiones con bodega y hasta hace unas décadas gran patio y jardín, sabemos por las Relaciones Topográficas de Felipe II que el hospital llegó a funcionar, toda vez que los testigos hablan del «hospital de pobres fundado por un tal Zapata, maestreescuela de la catedral de Toledo»

por cuanto yo he edificado en la villa de San Martín de Valdepusa una casa en la cual, allende del aposentamiento, hay un alfolí bueno, mando las dichas casas y alfolí a un hospital que perpetuamente sea en ellas, donde se aposenten los pobres peregrinos y otros pobres enfermos de la villa. Y mando que se arriende el dicho alfolí y de lo que rentare se repare la dicha casa y se pongan tres o cuatro camas para los dichos pobres y se les dé … para guisar de comer y escalentar. Lo cual todo quede a gobernación del cura de la iglesia y de los alcaldes de la villa juntamente para siempre jamás, a los cuales nombro y dejo por patrones y gobernadores y defensores del dicho hospital. Y para las camas
que luego al presente le han de hacer, mando de mis bienes cinco mil maravedís.

Testamento de 1509.

por cuanto yo hube edificado a mi costa, en la villa de San Martín de Valdepusa, una casa cerca de la iglesia con un alfolí para pan, mando que en ella se haga hospital para pobres peregrinos, y se pongan en ellas cuatro camas razonables de mis bienes, y se alquile de continuo el alfolí, para
reparo de las dichas casas y camas, y para que se dé leña y agua a los dichos pobres, estando en la dicha casa, lo cual tenga a cargo de administrar el cura o su lugarteniente de San Martín y los alcaldes de la dicha villa, todos juntamente.

Testamento de 1520.

Falleció en la cárcel de Valladolid, Don Francisco Álvarez de Toledo y Zapata los primero días de septiembre de 1523, pero sus mandas testamentarias tardaron en cumplirse, pues como condenado por la revuelta comunera todos sus bienes y rentas fueron secuestrados. Dos años más tarde se abrió un proceso para limpiar su memoria, influenciado por todo lo que había hecho de bien en Toledo y otros pueblos donde sirvió, siendo absuelto el 16 de octubre de 1525.

La universidad de Toledo, quiso recordar su memoria y en 1569 le dedicó este epitafio en el Colegio de Santa Catalina

El emperador Carlos V quiso convertir a Toledo en su ciudad imperial, llenó su edificos de águilas bicéfalas, para hacer olvidar los resquicios que pudieran quedar de aquella rebelión comunera, la llamada por algunos la primera revolución liberal. Desde aquí nuestro homenaje, porque la historia de España, también es la historia de Valdepusa.

Fuentes:

VAQUERO SERRANO, M. del C. El libro de los maestreeacuelas. Cancelarios y patronos de la Universidad de Toledo en el siglo XVI. 2006

MATEOS CARRETERO, J.A. Confederación de amistad entre las casas de Payo Barroso de Ribera, señor de Parla y Malpica y la de don Juan de Ribera al finalizar la rebelión de las Comunidades.

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