Como habíamos comentado en el artículo anterior, en noviembre de 1934 tres ministerios fueron ocupados por miembros de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), entre ellos el de Agricultura, el responsable de la Reforma Agraria, éste fue encomendado a D. Manuel Giménez Fernández, un sevillano, doctor en Derecho Canónigo quien intentó compaginar la Reforma Agraria con los pensamientos del catolicismo social, logró que se aprobaran algunas leyes como la Ley de Yunteros, la de Arrendamientos Rústicos o la de Acceso a la Propiedad, lo que le valió tener en contra a gran parte de la CEDA y a los grandes propietarios. D. Manuel optaba por que los asentados pasaran a ser pequeños propietarios de las tierras adjudicadas, así como que en los próximos asentamientos se primara a aquellos asentados con experiencia en la explotación agraria.
La defensa, a su manera, de la Reforma Agraria le pudo costar la vida, pues una vez finalizada la guerra civil iba a ser fusilado por un grupo de extrema derecha y fue protegido por Queipo de Llano. Ya en la dictadura encabezó la oposición a Franco como miembro de la democracia cristiana.
Con estos antecedentes en mayo de 1935 se nombra ministro a Nicasio Velayos un gran propietario abulense cuya familia se había enriquecido con la desamortización y quien en poco más de cuatro meses con su “Contrareforma de la Reforma Agraria de 1932” dio un estoconazo de muerte a la Reforma Agraria de Azaña; anuló el Inventario de fincas expropiables y la expropiación sin indemnización (efectuada con tierras de la Grandeza), redujo el presupuesto del Instituto de Reforma Agraria (IRA) y aceptando indemnizar las tierras expropiadas a precio de mercado, esta decisión, al no ir acompañada de partida presupuestaria, suponía la paralización de facto de la Reforma.
Los proyectos para revitalizar las comunidades.
Pero en este contexto de la nueva Reforma Agraria, Valdepusa iba por delante, toda vez que al ser una de las primeras fincas con los asentamientos ya consolidados, el IRA la utilizó a modo experimental. Los informes previos al asentamiento de los comuneros no eran muy favorables sobre la viabilidad económica del proyecto, por ello se pusieron manos a la obra para conseguir hacer más eficientes los recursos naturales que les podían proporcionar las fincas. Así se estudiaron varios proyectos, y algunos se llevaron a cabo durante 1935, entre ellos:
- ESTUDIO SOBRE ROTULACION DEL MONTE: Se realizan los análisis químicos de las tierras a rotular y a su vez un análisis económico de la producción de cultivo y su impacto en la ganadería de los terrenos a rotular. Las hectáreas por fincas a rotular eran las siguientes:
.- Hornaguera Alta, 58 Ha.
.- Vaqueril Alto, Medio y Bajo, 256 Ha.
.- Casa de Vacas y Coronillas, 130 Ha.
.- Jaral Alto y Bajo, 200 Ha.
.- Los Bernuys, entre 110 y 130 Ha.
.- La Magadalena Baja, 120 Ha.
- ADQUISICIÓN DE GANADO OVINO, CAPRINO Y AVICOLA.
Desde 1934 se venía estudiando por parte de los técnicos del IRA la mejora y explotación de los recursos pecuarios, como otros proyectos, buscando una mejora de las rentas de los comuneros y así en abril de 1935, antes de que entraran las restricciones presupuestarias implantadas por el nuevo gobierno, se aprobó un crédito de 278.490 Ptas para la adquisición de ganado ovino y caprino según el siguiente reparto:

Así como un crédito de 38.117 Ptas para la adquisición de gallinas y gallos para las comunidades.
Los créditos debían ser devueltos de la siguiente forma; los correspondientes al ganado ovino en diez años, el caprino en cinco y el avícola en un año, y se debían respetar los pastos de las fincas que estuvieran arrendados.
- EXPLOTACION DE LA CAL.
La cal únicamente estaba siendo explotada por Juan Bonilla Sánchez, el calero de Pueblanueva en los quintos del Jaral, en mayo de 1935 el cabezalero y síndicos de la primera comunidad de Malpica, solicitan realizar unas caleras para su explotación por parte de la comunidad en el quinto de Tapias, lo que se concede por parte del técnico en las mismas condiciones que se habían impuesto a Juan Bonilla.
- REGADIO
Por parte del IRA se realizaron estudios para implantar regadío en 110 ha del quinto de Hornaguera y otras 100 en los quintos de Bernuy.
La situación económica de las comunidades.
El frenazo en seco al desarrollo de la Reforma Agraria se produjo en agosto del 1935 por parte del gobierno, con la contrarreforma de la Reforma Agraria y el problema presupuestario para cubrir todas las necesidades del IRA y de igual forma la situación de económica de las comunidades, sin tener en cuenta la situación política, hacía prever que; o se daban rápidas soluciones o los propios comuneros tendrían un problema de subsistencia. Un informe del IRA en noviembre de 1935 sobre la economía y viabilidad de las comunidades era demoledor.
El balance de 1934 todas las comunidades habían tenido beneficios excepto la de Cebolla y Mesegar, la primera por la mala administración de la misma y la segunda por que les habían otorgado 122 Ha de olivar en formación, prácticamente sin producción. Sin embargo los técnicos hacen la siguiente anotación:
“Es de hacer notar que con las ganancias que aparecen liquidando las restantes comunidades se han de hacer frente la liquidación de los gastos inherentes a la explotación al año agrícola 1935-36, como son los de siembra, el de sostenimiento de los asentados, sostenimiento de las yuntas, gastos generales, fácilmente se advierte la imposibilidad de que las comunidades puedan llegar a cubrir dichas necesidades. De esto resulta que la situación económica de las comunidades es realmente difícil”.
Según el análisis de los técnicos, estas eran las causas por las que se había llegado a esta situación:

Aunque el estudio culpabilizaba la explotación colectiva, la explotación individual no quedaba tampoco bien parada. En otro informe del IRA del febrero de 1935 hacía hincapié en el pobre rendimiento económico para la subsistencia de las familias, toda vez que mientras los asentados sacaban de la explotación un salario medio de 5 pesetas diarias, los jornaleros ganaban entre las 5,15 y 5,30 pesetas, bien cierto es que los jornaleros no trabajaban todo el año, pero no es menos cierto que un comunero para sacar las 5 ptas diarias involucraba en ello toda la familia.
En el informe de la situación económica también se comenta como han influido las comunidades en el apaciguamiento del problema social de los pueblos, informan que mientras en San Martín, San Bartolomé y Mesegar, «se ha atenuado bastante, sin llegar a su eliminación, en Malpica aunque ha desaparecido el problema entre obrero y patrón existen continuas desavenencias entre los asentados por la forma y régimen de explotación de las fincas”.
Difícil lo tuvieron los técnicos para comunicar a sus superiores soluciones para el problema económico en el que habían embarcado a los comuneros, sin embargo proponen de forma resumida las siguientes soluciones:
1.- Reducir el número de asentados en un 25%, dejando vacantes las bajas que se vayan produciendo.

2.- Intensificar los cultivos, pasando tierras de secano a regadío como las 110 ha de Bernuy de las que ya se había hecho un estudio.
3.- Depurar los censos de campesinos, controlando mediante investigación a las comunidades, eliminando del mismo a aquellos asentados que no cumplan con sus obligaciones.
Fuera de las comunidades en los pueblos observaba con atención cómo evolucionaba uno de los proyectos estrella de la II República, y como siempre había opiniones encontradas, mientras algunos creían que lo de Valdepusa era “destrozar” una finca que hasta la llegada de la Reforma Agraria daba bastantes jornales a Malpica y otros pueblos, (véase la carta de Heriberto Cabezudo en ABC), otros como el Ayuntamiento de Los Navalmorales, con su alcalde a la cabeza, viajaron hasta Madrid en marzo de 1936 para visitar a altos funcionarios del IRA, a fin de poder incluir a “braceros” de su pueblo dentro de las comunidades de Valdepusa (BOPTO nº 114 de 12/05/1936).
La Guerra Civil, el principio del fin.
Y cuando las comunidades estaban intentando adaptarse a los requerimientos del IRA y subsistir a las deudas que mantenían con el Instituto, en julio del 36 se inició la Guerra Civil y con ello el principio del fin de las comunidades, ahora tocaba esperar a la finalización de la guerra y como el nuevo gobierno se iba a enfrentar al problema agrario y a las miles de familias a las que la República había asentado en fincas y cuyos propietarios, mayormente provenientes de la nobleza, no se iban a quedar con los brazos cruzados.
Una vez finalizada la guerra el 1 de abril de 1936, los antiguos propietarios de las fincas, en este caso el Duque de Arión, no tardaron en posicionarse para intentar recuperarlas a la mayor brevedad e incluso sacar rédito económico de la devolución de la fincas.
Aunque el Duque no había parado desde 1932 en la presentación múltiples recursos, los últimos; el de las mejoras no amortizadas o uno sobre la huerta del Molino Blanco, en el cual insistía que dicha huerta no formaba parte del quinto de El Castillo, no tardó en reclamar la devolución de las fincas dentro del término de San Martín. El 29 de julio de 1939 firma la solicitud de devolución, se basa para ello en el artículo primero de la Orden del 29 de septiembre de 1936 según el cual las tierras deberían volver a los propietarios, siempre y cuando los asentados renunciaran a ellas.
En el documento de solicitud de devolución, el duque expresa, con cierto cinismo y de esta forma la situación de la comunidad de San Bartolomé:
“… que bien puede decirse que la comunidad de San Bartolomé no tiene existencia real. Unos han fallecido por muerte natural, por el transcurso de los años, otros por acciones de guerra; otros se encuentran presos y procesados, a disposición de por los tribunales militares; y por tanto constituyen también bajas forzosas en la lista de los comuneros; y los restantes en un exiguo número, no están trabajando en las fincas que les adjudicaron.”
Pero con lo que no contaba el duque es que en los primeros meses de Franco en el poder, algunos funcionarios aún no estaban “contaminados” por el franquismo, sino que obraban según su criterio y profesionalidad, así hay una respuesta del 10 de agosto, del abogado del Estado contestando que ha demostrar que efectivamente los comuneros han abandonado las tierras.
Sin embargo en un informe del Ingeniero Jefe Provincial del Servicio de Reforma Económica y Social de la Tierra (nuevo nombre del IRA) del 7 de agosto, se empieza a visualizar cual iba a ser el futuro de las comunidades, trasladamos el informe completo en el que cabe destacar la depuración que se pidió a los ayuntamiento de los asentados, el número de asentados que podían continuar por comunidad, un plan de futuro que se asienta sobre el regadío de unas 177 Ha, la devolución de parte de las fincas al propietario y la redacción de un proyecto donde se incluyan los términos municipales de San Martín y Cebolla.
En gran parte las soluciones dadas para Malpica fueron las que años má tarde se llevaron a cabo, tanto en lo referente a la devolución de fincas como en el asentamiento de nuevos colonos por el Instituto Nacional de Colonización.
Por otra parte ni San Martín ni Cebolla se beneficiaron de ello, y el 28 de noviembre de 1939 la totalidad de las fincas del término de San Martín fueron devueltas al Duque de Arión, con ello quedaba por determina que número de comuneros ya depurados que quedarían por cada comunidad:





Las fincas devueltas en noviembre de 1939 son las que figuran en este mapa de Paniagua Mazorra, como se puede apreciar, todas las del término municipal de San Martín, además de Jaral Bajo, Casa de Vacas, la parte de El Peladillo de término de Malpica y la Muela de Corralejo.


Para estos comuneros el Servicio proponía que se les entregaran a cada uno 12 Ha, que se cultivaran a tercio; una parte de semenentera, otra de barbecho y otra de manchón, es decir dejarla un año para pasto. Para el olivo se proponía una explotación colectiva, y en el caso que el terreno de olivar pasara a la propiedad (en este caso se refiere a los ingertos de las fincas), se entregara la explotación del terreno de olivar para compaginarla con el cereal, cultivada al tercio y se entregaran a esos asentados 21 Ha.
1940 la situación de los comuneros de San Martín.
Parece ser que las recomendaciones del Jefe Provincial no llegaron a buen puerto, al menos para los comuneros de San Martín, pues aunque desconocemos que ocurrió entre el 14 de diciembre de 1939 y el 20 de febrero de 1940, lo cierto es que ese día los 21 comuneros que en el informe consideraban que debían seguir con la explotación de las fincas no entregadas, escriben una carta al alcalde de San Martín, que bien podía considerarse como el epitafio de la Reforma Agraria, en ella describen el trabajo, las penalidades y los esfuerzos que han realizado durante la Guerra Civil y solicitan «se tomen las medidas o realicen las gestiones encaminadas a dar fin a esta situación de desamparo y miseria de nuestras familias…» Reproducimos íntegramente la carta por su interés:


Loable fue la carta que el alcalde de San Martín envió, adjuntando esa solicitud, al día siguiente al Jefe Provincial del Servicio, aunque no figura el nombre del alcalde, casi con toda probabilidad sería Aniano Méndez, pues ejercía como tal en diciembre del 39. En esta carta el alcalde no solo defiende a los firmantes de la solicitud como buenos y experimentados trabajadores, sino que además en una descripción bastante diplomática pone como ejemplo a estas familias para que se cumplan algunos de los postulados propagandísticos del fanquismo, como aquel de «ni un hogar sin lumbre, ni un español sin pan» o como podrían cumplir el punto de la Revolución Nacional referente a la distribución de la tierra, solicitando que sean incluidos en la aplicación del Decreto de Colonización, no solamente ellos, sino que se podría hacer extensivo a unas 80 o 100 familias del municipio dado el paro existente en el municipio.

El 29 de febrero de 1940 el Jefe Provincial el Servicio de Reforma Económica y Social de la Tierra hace llegar la carta del alcalde de San Martín al Director General del Instituto Nacional de Colonización. Al menos para nosotros, y como discurrieron los acontecimientos, «nunca más se supo».
Hasta aquí hemos intentado condensar en tres articulos lo que fue la Reforma Agraria en Valdepusa, para algunas familias de Malpica fue la huella que tuvo contInuidad con el Instituto Nacional de Colonización; el reparto de tierras, la construcción del nuevo Bernuy, la expansión del ragadío y la configuración del municipio que es hoy. Para otros pueblos, principalmente de San Martín y San Bartolomé una oportunidas más perdida, donde los comuneros sacrificaron, ellos y sus familias, tres años de duros trabajos y de desesperazas para nada.
Y dejamos para lo último la figura del gran propietario de Valdepusa, el Duque de Arión, aunque a simple vista pareciera que fue uno de los perjudicados por las hectareas que «perdió», no fue así; siguió manteniendo gran parte de su patrimonio en Valdepusa, más de 3000 Ha, buscó siempre la fómula de ser indemizado, y en muchos casos lo consiguió, tanto por el IRA hasta la Guerra Civil, como posteriormente el Servico de Reforma Social y Económica de la Tierra en la liquidación del traspaso de las fincas y más adelante las indemnizaciones del Jnstituto Nacional de Colonización.
Seguro que muchos descendientes de esos esperanzados jornaleros, que luegos fueron llamados asentados y más tarde comuneros, podrían contar muchas de las vivencias que sus abuelos tuvieron en las parcelas de Valdepusa, al igual que aquellos comuneros castellanos que en 1521 cayeron derrotados en Villalar y que también luchaban por porder vivir de una forma más digna y libre, sus gestas permanecen en nuestro recuerdo.
FUENTES:
.- Real Academia de la Historia. Personajes.
.- Reforma y Colonización Agraria: La intervención oficial en la comarca de Valdepusa. 1932-1987. Paniagua Mazorra A. Revista de Estudios Geográficos 192
.- Documentación facilitada por David Talavera Almendro del Archivo del Ministerio de Agricultura.