En el curso medio bajo del río Pusa, aún hoy existe el edificio que alojó un molino de agua, el llamado El Molino Blanco. El último molino del Pusa antes de que éste entregue sus aguas al Tajo, atrás quedaron ya los molinos de Santa Ana.
Conocemos de su existencia al menos desde 1358 cuando fue incorporado a los dominios del señor de Valdepusa junto con Bernuí tras una permuta de propiedades en Argés. Por ello El Molino Blanco era una propiedad y el quinto de El Castillo otra, así lo reclamó el marqués de Malpica cuando en la Reforma Agraria la huerta y terrenos de El Molino Blanco se incluyeron en la incautación de la finca de El Castillo.
Desde 1358 el molino siguió perteneciendo a los señores de Valdepusa y marqueses de Malpica y aún hoy es propiedad de sus descendientes.
Existen algunas curiosidades poco conocidas de este patrimonio industrial con más de siete siglos de existencia que vamos a ir desgranando y para ello nos vamos a situar sobre una foto aérea tomada en 1957 en la que se aprecia todo el conjunto del proyecto hídrico-industrial.
Lo hacemos así, toda vez que hoy en día la vegetación se ha ido apoderando de algunas partes de lo que fue el complejo, mientras que en 1957 el río Pusa y sus márgenes estaban bastante limpias debido a la cantidad de ganado, principalmente lanar, que pastaban en sus riberas. Detallamos a continuación los puntos descritos sobre la fotografía.

1. LA PRESA.
La presa, que como decimos debió construirse a comienzos del siglo XIV, se encuentra distante casi un kilómetro de la ubicación del molino, el motivo de tal distancia es que dada la poca caída del río, en esa parte de su curso, debieron ir muy río arriba para encontrar el desnivel suficiente entre la presa y el molino. Muy probablemente la presa se recreció varias veces, pues la propia acción del agua profundizando el cauce obligaría a recrecer la presa para que el agua pudiera coger el nivel del canal hacia el molino. El charco próximo a la presa es conocido como “El charco del diablo”.
2. EL CUERNAGO.
El cuérnago, acequia, aceña o canal, de varias formas llamado, llevaba el agua hasta el molino tiene una extensión de unos 900 metros, discurre paralelo al margen izquierdo del río y en sus primeros doscientos metros el canal se realizó a la falda de la ladera. En la foto aérea de 1957 de aprecian aún algunos chopos a lo largo del cuérnago.
3. EL MOLINO.
Según D. Fermín Caballero en 1827 el molino tenía dos muelas o piedras, una en el cubo que daba 63 vueltas por minuto, aunque eso dependería del caudal de agua y otra de canal. El edificio del molino ha sufrido varias remodelaciones a lo largo de los siglos, en la fachada del mismo los propietarios han tenido a bien colocar una placas conmemorativas de esas reformas. Como curiosidad la placa de la remodelación de 1815 hace mención al maestro albañil que la llevó a cabo: Antonio Jiménez Coronado, vecino de Pueblanueva.



4. ALIVIADEROS
El molino tenía dos aliviaderos, uno del propio canal, antes de la entrada del agua al cubo, este aliviadero servía para evacuar el agua del canal, cuando el molino no funcionaba o en caso de crecidas. El otro aliviadero era el del agua que había movido el molino, discurría próximo a la fuente aún hoy existente al lado del puente hasta el río.
5. DESVIO DESEMBOCADURA DEL ARROYO MACARRO.
EL arroyo Robledillo llamado así hasta que entra en los antiguos quintos de Macarro, cuando toma el nombre de éstos, nace al oeste del pueblo de Los Navalmorales y pasa por la finca de La Parrilla su desembocadura discurría casi durante un kilómetro paralela al río Pusa por debajo de la presa, formado una especie de delta que aún hoy se puede apreciar por la cantidad de arena depositada. En el siglo XVIII se realizó un pequeño desvío del cauce para que desembocara por encima de la presa del molino y así aprovechar el agua de este humilde arroyo.
6. ANTIGUO CAUCE DEL ARROYO MACARRO.
Aún hoy se aprecia por donde discurría el antiguo cauce del arroyo Macarro, aunque cubierto de matones de encina uno puede pasear por la oquedad de lo que era el cauce y observar la obra que se llevó a cabo para el desvío del mismo.
7. REPRESA PARA EL DESVÍO DEL ARROYO.
Existen los restos de una presa que según D. Fermín Caballero: “se hizo para rectificar la embocadura al Pusa”. Dicha presa, según los restos estaba realizada con cantos rodados y mortero de cal y arena, aun se aprecian en los mismos las señales del encofrado. A día de hoy el cauce del arroyo Macarro a la altura de los restos de la presa está unos cinco metros por debajo de la cota en la que se encontraba el antiguo cauce, esta bajada de nivel se ha producido a causa de la erosión producida por del agua del arroyo, toda vez, que a diferencia del cauce natural, el nuevo cauce entra de forma recta al Pusa y con una pronunciada caída, ello unido a un terreno muy arenoso fácil de erosionar.

8. LA ISLA DE LAS MORERAS.
La Isla de las Moreras, también conocida como La Isla del Molino Blanco, la componen el terreno comprendido entre el río Pusa y el canal del molino, con una superficie de dos fanegas y media. Dicha isla fue desmontada, se limpió del monte existente, en 1719 y se plantó de moreras, así en 1757 contaba 77 moreras. La plantación de las moreras se produjo como consecuencia de la construcción durante el reinado de Fernando VI de la Real Fábrica de Seda de Talavera en 1748, para abastecer la producción de gusanos de seda. La explotación de las moreras por la implantación de la Real Fábrica se extendió por varias comarcas alrededor de Talavera, llegando incluso hasta la Vera cacereña. La fábrica estuvo operativa hasta 1851.
Que este artículo sirva para conocer un poco máss de la historia de los días de río bajo el puente próximo al molino y de aquella presa donde muchos nos bañábamos de pequeños, con sus arenales y sus mejillones de río.