Llevamos varios artículos analizando los diferentes gastos que el concejo de San Martín de Valdepusa asumía a finales del siglo XVI.
La independencia del villazgo les obligaba a afrontar todos y cada uno de los problemas que surgían en el territorio y algunos de ellos eran las plagas y los fenómenos meteorológicos adversos, como prolongadas sequías o épocas de grandes temporales de lluvia. Para la Iglesia todo era producto del maligno, por lo que había que encomendarse a Dios y a ciertos santos milagreros que pudieran poner remedio a estos castigos.
A continuación vamos a detallar algunos de esos gastos y podremos ver como las sequías persistentes no es un fenómeno nuevo ni en Valdepusa, ni en el resto de España.
La Plaga de la Langosta
La aparición de plagas de langostas están descritas en libros tan antiguos e importantes como la Iliada, el Corán o la propia Biblia. La langosta es el enjambre de un determinado tipo de saltamontes que cuando se dan una serie de circustancias, como son tras grandes periodos de sequía la aparición de un rápido crecimiento de la vegetación, a estos insectos les da por reproducirse a gran velocidad formando grandes colonias migratorias que devoran los campos por los que pasan.
Ente los años próximos al Libro de Cuentas, 1582-1596 hubo plagas de langosta en Albacete en 1588 y a Aranjuez (Madrid) y Borox (Toledo) en 1590, en San Román y Yepes (Toledo) en 1591, Paredes de Buitrago (Madrid), Aranjuez, montes de Toledo y Alpedrete de la Sierra (Guadalajara) en 1592. Ya finalizando el siglo XVI hubo plagas de langosta en Toledo en 1595 y en Garlitos (Badajoz) en 1598.
Pues bien nuestro concejo pagó las siguientes partidas para acabar con el insecto por lo humano o lo divino:
“104 reales que se gastaron en los hombres que se ocuparon y al Juez de la Langosta que les tuvo en el Horcajo de tierra de Toledo que toco a esta villa en el 82.”
De esta anotación entendemos que el concejo participó con hombres y económicamente para combatir la langosta que había llegado a Horcajo de los Montes.
El Juez de la Langosta era una figura que nombraba el Corregidor, tras una provisión real, encargado de cobrar los repartimientos que se establecían para hacer frente a los gastos que ocasionaba la exterminación del insecto.
Otros apuntes de ese mismo año de 1582 dicen:
“4384 mrs. por matar la langosta: en nueve misas en Nuestra Señora; en dos hombres que fueron a avisar a otros concejos para que se juntaran en San Martín para tratar del remedio; en pan, vino y queso para dar de merendar a la gente que fue a matar la langosta desde Navalmoral y Santa Ana; y en un clérigo para conjurar la langosta.”
Una forma de luchar contra la langosta era ir por los campos recogiendo el insecto con buitrones, una especie de sacos de ancha boca y forma cónica, con mantas, aplastando al insecto bien con rodillos tirados por animales o con pisones. Los hombres que hacían estas tareas llevaban un calzado de esparto, llamado “espartinas”, tambien se hacían zanjas para enterrar a los insectos y se quemaban los campos.

La creencia que la aparición de la langosta se debía a la obra del maligno existían libros para hacer conjuros, una especie de exorcismos que se realizaban en los campos, como el que se hizo en San Martín por un clérigo en 1582, concretamente el 9 de mayo, en nombre de San Gregorio Nacianceno, quedando ese día como fiesta en San Martín en evocación de ese santo.
A mediados del siglo XVIII se hizo una misa el día 9 de mayo en un sitio entre la Matalobos y los Búhos para la langosta, quedando ese pedazo de tierra, que era de la fábrica de la ermita de Nuestra Señora de la Bienvenida, con el nombre de La Cruz de San Gregorio.
Las Sequías.
Siempre ha habido épocas de grandes sequías. En siglos pasados las sequía eran sinónimo de hambre y pobreza, por lo que también se encomendaban a santos y vírgenes con la esperanza de con misas, novenas y rogativas llegaran las deseadas lluvias.
Como veremos los santos más predilectos para luchar contra la sequía eran San Sebastián y el ya nombrado San Gregorio Nacianceno.
A continuación mencionaremos los apuntes de gastos del Concejo relacionados con las sequías y mostraremos los mapas de las fichas del Catálogo de Sequías Históricas del Ministerio de Transición Ecológica, como comparativa.
18 reales se pagaron al sacristán Juan Martín por nueve misas que se dijeron en noviembre por la necesidad de agua. (Año 1582).

3.051 mrs. en llevar la imagen de Nuestra Señora de la Bienvenida para hacer una rogativa por la necesidad de agua. (Año 1593)1.146 mrs. en dos novenarios que se hicieron por la necesidad de agua. (Año 1593)
27 reales por una misa a San Gregorio Nacianceno y un novenario a Nuestra Señora por la falta de agua. (1593)

22 reales y medio a Fermín Navarro y Juan Martín, sacristán, por un novenario que se dijo en abril por la necesidad del agua. (Año 1594)
Gasto en misas por la necesidad de agua (Año 1595)

Como hemos podido observar, las sequías de Valdepusa coinciden con prolongados periodos de sequía en la mayor parte de España, por lo que las hambrunas era generalizadas.
Pero entre sequías y sequías también había años lluviosos, incluso demasiados lluviosos que impedían ciertas labores agrícolas como la siembre o la podredumbre de las raíces del cereal si ya había nacido, como ocurrió en 1589, cuando como refleja el Libro de Cuentas, también se encomendaron a San Gregorio y a San Sebastián por los temporales.
867 mrs. por nueve misas que se dijeron a San Gregorio y San Sebastián por los temporales (Año 1589)
Hasta aquí este Capítulo del Libro de Cuentas. Para los que ahora hablamos de cambio climático y como nos puede afectar, nada parecido como lo pasaban nuestros antepasados del siglo XVI.
FUENTES:
- . LIBRO DE CUENTAS DEL CONCEJO DE SAN MARTIN DE VALDEPUSA (1582-1596). Agradecimiento a Luis Bartolomé Marcos y a María Pilar Díaz García por haberme facilitado una copia del citado libro
- LA GUERRA CONTRA LAS PLAGAS DE LANGOSTA EN TIERRAS DE REQUENA DURANTE EL ANTIGUO RÉGIMEN.
Víctor Manuel Galán Tendero - CATALOGO Y PUBLICACIONES SOBRE SEQUIAS HISTORICAS. Centro de Estudios Experimentales de Obras Publicas. MITECO.